sábado, 3 de octubre de 2015

La lectura



Verte así, amada por la luz, vestida por el aire
de esta tarde sin huella, tu rostro en el ventanal,
tus manos sobre un libro entreabierto, tu pelo
caido como una paloma exhausta. Frente al mar
calmo, frente al día que no pasa, lejos del tiempo
de los aullidos, cerca de la paz y la ternura, pegada
a mi voz como una ausencia, mientras los pájaros
trazan los círculos de las horas sin venir, extraña
tú a la memoria y al futuro, silente igual que
la flor más libre de una primavera eterna.

2 comentarios:

  1. Muy hermoso este retrato lírico y emotivo. Enhorabuena, Ramón.
    Salud.

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  2. Gracias, Julio, por pasarte por aquí y comentar. Un abrazo.

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