En la distancia veo a esa pareja
que habla junto al ventanal.
No miran a la calle-se miran entre sí-.
Se enfría el café en sus tazas demoradas.
Yo me llevo a los labios el vaso de licor
y le pregunto al camarero
por algún periódico libre.
Empieza a llover sobre las tejas grises.
Se está bien aquí bajo el reloj roto,
ajeno a la vida como este velador
que calla.
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