Otra vez he vuelto a tu piel como un niño
que añora los paisajes, como un príncipe
que busca su Itaca en las palabras que llegan
sin esperar otra luz que el asombro. Nada
quedó de los silencios hablados, ni un murmullo
en las hojas verdes, ni una esperanza en la locura
de los bares, ni un resplandor en tu carmín,
ni el eco sostenido de una música sin párpados.
Solo tu imagen miente en mi alucinación oscura
para hacer de ti la voz rota que nadie conoce.
No hay comentarios:
Publicar un comentario