Hace tiempo que las horas pasan sin nombrarme.
El sol sale como un anuncio de pleitesia. No para
mi que vivo en la noche del adiós como un faquir
que olvidara sus notas. Me voy-lo siento-porque
el ayer pesa y no hay flor en los ojos ni orgullo
que encumbre mi piel marchita. Dicen que soy
necesario como una raiz que vence a la lluvia,
como un cadáver que aún rie su desnudez rota.
No es asi, mi vida se ha escondido en los mapas
del hastío, y no conozco otro faro que esta duda
que carcome mi silencio. Ya sólo espero el gong
que reverbere en otra luz, otra caverna, otro
clamor mudo, la cúspide de un final.
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