Él menciona la edad de los juegos,
pero ya es tarde.
Un límite, una querencia,
la nostalgia de un mar perdido
o quizá
el color de los campos,
el aroma del brezo,
la umbría de los chopos
junto al río.
Nada de lo que pienses será igual
porque el tiempo deshoja piedras
y tú, tripulante de ti mismo,
ya te has ido.
Un placer leerte en tu cuaderno, Ramón. Un abrazo.
ResponderEliminarSalud.
Muchas gracias, Julio, por pasarte por este minúsculo rincón de poesia. Un abrazo.
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