Sois como hadas en una fotografía vieja.
Cada una emprendió un camino que nadie
pudo adivinar. Veo las trenzas, robustas
como un leño, veo la cara vespertina
del misterio, la magnitud oronda de
una piel moteada. Afluentes de este río
que llamamos vida. ¿adónde los sueños
que fueron calor, renuncia o palpito?
En la memoria queda esa luz que nunca
muere. Vuestra inquebrantable luz.
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