martes, 30 de septiembre de 2025

Retrato de mujer sin nombre


Brocal tupido, finamente rijoso, el cabello vence al aleve aire,
de lino ensortijado la túnica que en transparencia desnuda
el orondo seno, la procaz areola que tizna de sol oscurecido
la doblez ambigua de la hembra núbil, y en el mapa de su faz
el territorio enmascarado de los ríos salvajes, los ojos negros
de tizón, la flor del labio carmesí, las mejillas candorosas
junto a la recta nariz, y tras la singladura talar del vestido,
en la isla sin nombre del sexo, una sed de náufrago, un portal
de luz, la húmeda atracción de lo ignoto que amanece en mí.

lunes, 29 de septiembre de 2025

Negación de la ausencia

 

Nunca del todo este hueco que hiere la razón de vivir,

nunca el silencio que me lleva al río de tu voz y vuelve

susurro la añoranza, nunca esta invisibilidad de la carne

que ahoga la virtud del tacto, nunca la noche en el día

claro de tu presencia como ceguera de ti en el resplandor

de estar juntos, porque te invoco en lo ido igual que una

oración de madrugada, porque existes en los espejos

que han visto tu rostro encanecer, porque aún resuenan

las risas en las habitaciones como loa de amor, porque

tras los visillos hay una luz y una sombra con el perfil

que dejaste al irte, porque te hablo y tú me respondes

con los labios en penumbra, con las mil sílabas que niegan

el olvido, con tus ojos que siguen aquí, eternos, mirándome.


domingo, 28 de septiembre de 2025

Anhelo

 


Ser nube, pájaro o río.


Pasar por la vida, simplemente.


Porque lo que no ata al recuerdo,

lo que no deja huella

nos hace libres.


sábado, 27 de septiembre de 2025

Explicándome

 No inventé la palabra que tan solo fue eco

en mis labios, repetí igual que un niño dócil

los mensajes que me envió la vida para ser coro

que murmura el alfabeto común de la especie,

nadé en el río cómplice donde la costumbre

es una bandera sin color, fui humo entre las nubes

de un cielo gris, soldado del azar en los páramos

fríos de la noche, espiga en el trigal del deseo

bajo el impulso de un aire sin mañana, viví como

uno más, lo mismo que todos, completamente a ciegas.




viernes, 26 de septiembre de 2025

Esas cosas

 

Son pocas, si las cuento, cinco.


Las llaves de nuestra casa,

una fotografía de cuando éramos jóvenes,

la pluma cromada que me regalaste

al cumplir los treinta, una postal de Lisboa

y otra de París- nuestros primeros viajes-.


Y sin embargo, son suficientes

para que ya nunca seas olvido.


El puño cerrado

 

Como si en el corazón del puño el aire fuera

un metal limpio y al atrapar el alma del tiempo,

al sentir por un instante que se puede retener

lo que no guarda forma ni es materia, ni se ve

su duración como una flor de piedra en el revés

de tu mano, ni quedó huella entre los surcos

de una piel sin raíz la firma real de un nombre,

ni nacieron palomas de su seno, ni has visto

ningún rostro yacer en la cóncava cuna, ni hay

fósiles de invencible eternidad; comprendieras

que solo el vacío sin pretérito que habita en los

relojes, solo lo que ya no es y ha cruzado el tamiz

de los segundos queda como testimonio entre los dedos

de una mano que se abre a la luz, ya por fin, vencida.

jueves, 25 de septiembre de 2025

Cada cuál es como es

 

Yo voy al corazón de la vida,

es decir a la hondura

del sentimiento.


Sin que importe el precio a pagar

ni lo que deje en el camino.


Es una forma

como otra cualquiera

de habitar en el mundo.


La ola

 


Como se encrespa,

se riza,

se derrama,

dócil.


Y es ala de un ángel

y es rumor

de vida.


Y es en la playa

un granizo blanco

de sal

pura.


miércoles, 24 de septiembre de 2025

Difícil respuesta

 

Si me preguntan por lo que he sido hasta hoy,

es fácil contarlo, ahí están

los hechos de mi vida.


Si me interrogan por lo que seré,

también es fácil la respuesta,

al final de todo

un muerto más.


Pero si se trata de definirme en el presente,

eso sí que es difícil,

solo se me ocurre decir

que estoy en obras.

Quemando vida

 

El devenir insomne, los restos como escamas a su lado

de lo que fue duro mástil de vida, la virtud y el aura

infantil en los ojos, la agilidad del felino que no huye,

disfruta del veloz tránsito hacia el olvido, sin tiempo,

sin noche, todo luz de rayo por las calles efervescentes,

todo un agitar de alas sin ser pájaro, un desnudo de piel

suave y niña, un resplandor en el sitio que ocupa el corazón,

en el pecho, allí donde aún resuenan tambores y címbalos,

en el espacio indefinido que habita la senda del futuro;

y cómo danza su cuerpo, derviche en círculo, vaivén

que asoma sin destino entre espejos de bruma, que no

tiene raíz, que vuela como delirio en el pensamiento fugaz,

que es ardor y llama y pábilo incandescente, que existe

y ya no existe porque alude al ayer y alude al mañana

en el mismo hoy de la consciencia, porque ya solo se ve feliz

en las fotografías y aún admira la multiplicidad que desdobla

su nombre sin morir, porque ya es viejo y no logró guardar

en una esfera los minutos blancos de la inocencia,

porque, en fin, ya decae la luz y entre sombras solo 

consigue ver cómo se aja la flor de su esqueleto.

martes, 23 de septiembre de 2025

Visita a una ciudad de Bélgica

 




Yo la quería dócil, vestida de bruma,

pero no, el verano puso en las fachadas un barniz de luz,

ausente el color mate en la húmeda piel de los edificios.


Llegan a mí los sonidos que se repiten como una letanía,

el carillón eterno con su melodioso canto,

el rumor de los canales cuando cruzan

bajo el puente los barcos azules y rojos,

el golpear de los zuecos sobre los adoquines...


Y ya no soy el visitante, soy un aire otoñal

que se posa en los tejados a dos aguas,

que es nieve en la canícula, que cae como lluvia

sobre la memoria del presbítero.


Que desnuda su edad para ser un pájaro que ora

porque quiere volverse piedra,

testigo inmóvil del flujo constante de los relojes,

sed viva que resiste al devenir de la muchedumbre

como un árbol resiste a la inclemencia

por mas que los siglos intenten desgastar su fiel naturaleza.




lunes, 22 de septiembre de 2025

Tu compañía

 

Hoy estás aquí y eso basta.


No hables, no me mires, no sufras por mí.


En tu sombra hay luz,

en tus latidos

nadan los míos.


Has llegado como llega el sol al mundo

para ver morir la fría noche.


Bajo la luz de Amsterdam

 

Tú también conoces la desnudez de las sirenas,

la armonía del agua cíclica

que vierte el insomnio de la luz

en un mar claro.


Somos los vehículos sin carril del mañana,

tú el pedal del sueño, yo la rueda

que no circula bajo los álamos tupidos.


Y hay un rojo insomne en cada párpado

y en cada cristal que asoma al día

un árbol de sexo que mira a los ojos del silencio.


Qué rumor de puentes vivos acompaña los pasos de un ángel.


Y tú, cenicienta dulce que crece al alzarse las palomas

como una marea gris sobre la melancolía de la noche.


Y tú que esperas un navío azul que se abra al humo de las acequias,

y tú que te vendes en los espejos como un flor amarga.


Y tú que visitas los mercados y dejas un eco de sílabas entre los perfumes,

las dalias, el tulipán púrpura que brota de tu corazón de piedra.


Y yo bajo el dintel de la casa donde la niña símbolo arroja flores de negritud.


Y yo que quise ser pájaro y no fui más que raíz sobre el agua de mis sueños.


sábado, 13 de septiembre de 2025

Buscando tu isla dentro de mi espejo

 

Todo es plata y gris, como ceniza

este frenesí sin nombre, en lo profundo

tú, sin vestidos blancos, sin la rubia flor

de tu enagua, y yo como un esquife

entre el coral del azogue, yo en el río

inmóvil de la sima, yo que soy pozo

y cielo a la vez te busco a tientas,

sin luz, sin un faro que me guíe

a tu isla, sin un navío que cruce

los mares que solo tú conoces.

viernes, 12 de septiembre de 2025

Quedaos con todo

 

Quedaos con todo, las grandes mansiones,

los autos de alta gama, las fiestas en los yates,

las mujeres artificialmente hermosas, las joyas

y patrimonios que heredasteis sin esfuerzo,

los imperios económicos que explotan a la gente,

los trajes y vestidos de marcas famosas, los aviones

privados…a mí me basta con el sol hundiéndose en el mar,

con la pureza de la nieve los días fríos y claros de invierno,

con la amistad noble que no mira a cuanto asciende

tu cuenta corriente, con las playas vacías del otoño,

con los bosques solitarios donde se respira un aire

limpio, con tu amor desinteresado, con la lluvia

serena que cae sobre mi rostro, con las ciudades

y su historia, con nuestros cuerpos desnudos

en un hotel perdido entre montañas.

jueves, 11 de septiembre de 2025

Perdido

 

A veces buscas en lo hondo de ti un oasis y solo encuentras la superficie estéril del silencio. Tu palabra flota en un mar sin las islas del abrazo, te desnudas y el corazón vierte su música inaudible como de eco repetido en lo profundo de un cristal donde tu imagen ya no dialoga con el futuro, únicamente lo hace con el pasado, y no te ves en los ojos que acompañan tu presencia, los ojos sin sueño, los ojos extraños como nieve de agosto, los ojos sin paraíso en la lejanía de una contradicción, y te escudas en lo imposible para no sentir la rutina que asola ese páramo sin azar que es un laberinto oscuro dentro de tu alma, allí donde los espejos no reflejan la luz sino el perpetuo latido de la noche, la estólida quietud de una estatua con el perfil inevitable de tu rostro.


miércoles, 10 de septiembre de 2025

Dentro de mí

 

Te abrí mi puerta y entró tu sombra.


Por el río de mi sangre nadan tus ojos.


Cada latido es una vocal de tu nombre.


Tu presencia es oxígeno 

y tu ausencia es ahogo.


Si te fueras, si te marcharas

dejarías mi casa vacía.


martes, 9 de septiembre de 2025

La ley del deseo

 

Alza tu vaso de ginebra que no es cartel de amor,

mueve los labios pero no digas la palabra que llora,

finge ser cuerpo desnudo bajo el vestido de la noche,

en tu maquillaje la luna, en tu olor el perfume ambiguo

que sacia la raíz del deseo, me llevas al delirio rojo

de tu habitación, a la yacija donde espera la cópula

como una flor extasiada, al túnel de unos ojos

en los que muere la luz y sobrevive el placer.

lunes, 8 de septiembre de 2025

Persiguiendo mis pasos de antaño

 

Imaginé mi huella en las losas, el juego de correr

entre columnas al grito de libertad, mi rostro

mojado por la lluvia en medio de una calle preñada

de historia, volví a la senda donde proseguía la estatua,

aún el olor del mercado como el aliento de la vida

y de la muerte en un mismo perfume donde los horarios

son latidos que se superponen igual que fósiles

que acompañan mis pasos, donde la luna huye

de los cristales al romper la luz del día consciente

de que su tiempo es pálido y su misterio ríe en la noche

como un ojo feliz de iluminar las horas jóvenes, la ilusión

fértil que comparte un futuro entonces abierto a la infinitud,

quizá mañana solo tesoro en la memoria que una vez soñó

con golondrinas cruzando los espacios en que la nieve

no impedía el calor de los cuerpos, la fe compartida,

un sonido antiguo de caballos salvajes galopando lunas,

aquella luz en los corazones que se vertía hacia dentro

como un sol invencible esparcido entre los labios

de los que aman el fulgor de la estrella y no la telaraña

gris de los años que tiñen la piel de desaliento, de ceniza

sin ascua, de pálpito débil como de mariposa que extingue

con la fugacidad de un suspiro el sueño iluso de su breve primavera.

sábado, 6 de septiembre de 2025

Resiliencia

 

¿Has visto los alfileres de la palabra incrustarse en tu nombre?


Diques níveos en los ojos, ¿sudas tú con el jirón de la vieja piel

como mordiendo la sed del tiempo?


Contra el aire el metal del corazón,

contra la inclemencia el sostén de la raíz,

contra el oráculo la voz libre.


Arden los bosques y tú ya eres, ceniza no,

humus bajo el sol del estío

con la llama que en ti

se vuelve alfil de luz

en los retoños

por venir.


Ve

cómo se iluminan los caminos

en la ciega la noche.


viernes, 5 de septiembre de 2025

El ángel sin alas

 

Esa sombra de lo inverso en el cáliz que recoge

la gratuidad de la sangre, un alfiler que niega

la virtud al clavar el fino acero en la palidez

de un rostro que no mira al horizonte lejano

del porvenir, y es que ya no vibra el misterio

de los músculos, no late la pasión ni la flor

de la alegría asoma a unos ojos que miran sin ver

la belleza que rodea la visión en penumbra

del día, languidece el tallo de la juventud,

la esperanza es un árbol que llora la caída

hacia la raíz interior donde el silencio se ha

convertido en mar y no hay un faro que alumbre

las horas que vendrán porque lo que llega

es una música de pífanos tristes y la melancolía,

como un féretro blanco que se abre a la bruma

del los atardeceres declina hasta que la noche

pone en los labios una mudez extraña, un sonrisa

que añora la infancia perdida, un claroscuro tenaz

que se alza como nimbo y circunda la orografía

de la piel, el contorno de un cuerpo casi inmóvil,

sin la llama en el corazón, sin el impulso ágil

de la vida fluyendo por las venas hasta la risa

y el abrazo, la ilusión y el amor ausentes

del innombrable cristal donde no ya se refleja

el ángel que dona sus alas a quien con valentía se ve

en un oasis de luz que ilumina el perfil irreal de sus sueños.



miércoles, 3 de septiembre de 2025

Mi viejo auto, yo y los límites de velocidad

 

A treinta: mi coche va por una calle transitada,

como es un animal bien adiestrado

comprende que debe ir lento,

niños y ancianos en las proximidades,

encima es hora punta.


A sesenta: núcleo urbano en carretera de dos carriles,

hay que reducir velocidad

-cuando el motor se desperezaba

y más alegre parecía-

peligro de sanción.


A noventa: esto ya es otra cosa,

cambio de cuarta a quinta

de quinta a cuarta,

lo hago solo por fastidiar un poco

y hacerle ver

a mi bravío caballo de metal

que aquí el que manda

soy yo.


A más de cien: el coche ya no es un coche,

es un halcón que caza kilómetros,

nos dirigimos veloces

hacia un lugar escrito con letra blanca

en los carteles azules de la autopista.

martes, 2 de septiembre de 2025

Las palabras de amor son claras, las de desamor oscuras

 

Conocimos la palabra clara, aquella desnudez de selva

que unía lo salvaje con el ardor, en los verbos había

lunas redondas de piel carmesí y en los labios el silencio

daba flores como alfiles rojos que nacían juntos al deseo

común de los instintos por cumplir, y era fácil enhebrar

significados porque si tú iniciabas una frase yo proseguía

como si la misma agua naciera de las bocas en manantial

común hasta el coro de las risas o hasta que el dulzor

de la palabra amante se pronunciara a la vez, entonces 

ni tu voz ni la mía se oían más allá del susurro en una confesión

sin más testigo que nuestros ojos mirándose bajo la luz

clara de la mañana; pero después llegó la palabra oscura,

con el peso de la edad y los residuos del resquemor,

ya no había luz en las bocas ni virginidad en el aliento

que dejó de ser ósmosis de la palabra para ser dos ríos

que no confluyen en el mismo mar, los labios se alejan

y los significados son heridas que nunca cicatrizan porque

las respuestas se hayan escritas en los corazones y cada

latido ya no es puro, arrastra los sedimentos del dolor

sin que ningún filtro logre que volvamos al manantial

donde aún lo virgen transcurre como una historia

que nace al mundo y se forma con palabras parecidas

a las que un vez ya lejana concebimos entre los dos.

lunes, 1 de septiembre de 2025

Calle Alfredo Vicenti

 

Un par de bares

-el Bocatín y la Vinícola-.


El súper enfrente del portal

y la farmacia en la esquina.


El quiosco de la acera ancha

y la mercería de Aurorita.


El garaje de Dimas


Ningún gimnasio,

ni bazar chino

-eran otros tiempos-.


En definitiva lo que había en cualquier calle

que no estuviera en el centro.


Salvo la farmacia, ya nada existe.


Aunque tal vez me equivoque.


Porque si cierro los ojos,

allí continúan los bares,

el súper, el quiosco

el garaje y la mercería

desafiando el paso tiempo.