miércoles, 30 de abril de 2025

Resumen

 

Un día di el primer paso,

a este le siguió un segundo

y luego muchos otros.


Anduve mi camino

entre luces y sombras,

entre el amor y el dolor,

entre la vigilia y el sueño,

entre la esperanza 

y el desencanto.


En definitiva fui hombre.


martes, 29 de abril de 2025

Tu eterna presencia

 

Has construido tu casa en el telar de mi pupila,

eres pájaro de luna cuando la noche derrama

su oleaje oscuro por los jardines de mi corazón

hospitalario, estás en mi sed como una gota de agua

que no sacia el recuerdo de tu fuente, me posee

el blancor de tus alas que solo vuelan si mis ojos

te miran al partir de tu isla en singladura de ave

por los espacios de un mar desconocido, vas y vienes

atravesando los pilares del deseo como un aire sutil,

una brisa insomne que se posa en mis párpados igual

que el polen de una flor al caer desde el estambre azul

de su trono hasta la semilla en donde germinará la voluntad

sin horarios de tenerte, hoy eres trasluz, mañana una sombra

en el espejo de la ausencia, a menudo mi yo te busca

bajo el árbol del olvido y no halla otra cosa que tu raíz

como cadena que me ata al sol inclemente de tu nombre.

domingo, 27 de abril de 2025

Te equivocas

 

Todo lo que me rodea habla, todo se convierte

en memoria donde un eco repite las insondables

palabras que dejaron una cicatriz viva en la piel

del silencio, todo transcurre como un rumor de río

por las arterias de la soledad, todo vuelve igual

que un sueño repetido en la vigilia de los párpados,

todo retorna a mí sin la máscara del olvido; por eso 

nunca estoy solo aunque tú pienses que estoy solo.

sábado, 26 de abril de 2025

Palabras

 

I


Las palabras que dijiste

y que te parecieron trascendentes

no lo eran.


Hoy vuelven a la memoria

y te extrañas de haberlas dicho

porque ya eres otro

y lo que dijiste entonces

tiene otra música

que ya no es la que de nuevo escuchas

al repetirlas en silencio

y a solas.


II


Hay palabras que ya casi nadie usa:

bondad,

amor,

ternura,

entrega.


No son de este mundo.


Las palabras que deberíamos usar son:

ambición,

odio,

dinero,

poder.


Esas si son de este mundo.


viernes, 25 de abril de 2025

Erosionado

 

En la ajada noche soy sombra en el espejo,

sin verme sé del rastro fugaz que dejó mi huella

en los bordes de un camino que fue borrándose

como nube que pasa ágil bajo el imperio del sol,

humo que desaparece cuando los ojos regresan

del olvido y miran el revés del tiempo, fotografías

tenaces en los cajones sin abrir igual que islas

en el mar de la ausencia, cosas que permanecen

y niegan la herida, eclipses que ponen negrura

en la claridad cada vez más despojada de aliento,

la fe del mártir empeñado en sentirse volcán

de fulgor bajo el páramo de la piel mientras

las agujas de un reloj clavan su hostil alfanje

entre unos hombros que ya no son capitel

de un pilar que la lluvia ha erosionado gota a gota

-como si fuera el flujo del agua por el ojo de la clepsidra-.

jueves, 24 de abril de 2025

La habitación

 

Este es mi nido de cristal y luna donde riela la noche

y en los ojos baila el arlequín la danza festiva de los sueños.

Sin sonidos, como en una pecera sin peces, el sol de abril

dibuja en los espejos rayos de claridad insomne

mientras duerme la luz artificial en la corona de la lámpara

con su radiante lluvia que caerá en rocío

sobre el mar de caoba que sostiene la piel omnímoda del suelo.

Tapiz que se enhebra como teselas de un mosaico

donde rumian mis pies desnudos la melancolía de las tardes.

Vuela el insecto en ondas, en círculos, desconoce en qué ruta

hallará el azúcar del tedio al final de sus tres días de vida,

mientras yo con solo una mitad de mí reflejada en la faz del espejo,

quieto como un dosel, delgado como un pedestal de carne joven

ignoro aún que en el futuro volveré a este mismo espejo

para ver la cada vez menos longitudinal estatura

de mi cuerpo, aparentemente enhiesta, pero no, al contrario,

aproximándose a la caída, sin alas, sin el vuelo de la ilusión

como un cenit, sin la luz de la gran ciudad iluminando los autobuses rojos,

las aceras solitarias, el etéreo bulevar donde ya no crecen los plátanos,

los semáforos con sus ojos tricolores que parpadean como niños

ante el asombro de un regalo-la ilusión de las navidades infantiles-

desde la cama a la que no llegará tu nombre,

desde la luna del armario, húmeda igual que una boca ávida de amor,

desde el crepitar del parqué, música fiel a mi estrecho confín;

y tus golpes tímidos en la puerta, los libros escondiéndose de la luz

y una cómoda sin ángulos, roma como el pulido mango de una pluma

con la que escribo estos versos que invitan al silencio

cautivos de esta tinta gris-azul tan semejante a un cielo triste.

martes, 22 de abril de 2025

El secreto

 

Me ladra cada noche

como un perro encerrado

que quisiera ver la luz.


Soy su único amigo,

su confidente,

su razón de existir.


Si lo contara se desvanecería

igual que una sombra

en el medio de la claridad.


Es una isla con un solo habitante:

unos le llaman culpa,

otros vergüenza,

yo lo llamo miedo.


De camino al pub me recibe un blues

 

Has vuelto al otoño de la melancolía con la lluvia en siembra,

fulgentes las losas, el farol ahíto de luz, los arcos en tiniebla

entre columnas impares, el dintel sin pájaros, atardece

a la sombra de abril sobre el jardín de los paraguas, el aire

aún cálido se columpia bajo las celosías en espiral húmeda,

olor a salvia, a romero, a jazmín en la quietud las ventanas,

rumor de voces que llegan con el dulce devenir de las horas

sin premura a la atardecida del sueño, vagas, vago hacia

el emblema que corona la figura del rosal que alguien esculpió

en el friso verdinegro, luz de alba claramente fingida, corazón

de la música que se anuda al humo como un anillo de guedejas

alzándose furtivas por la arquitectura en flor de las cornisas,

saludos de niño alegre con la mirada ebria y una rosa de luz

en el pecho, nadie entiende la letra de una canción sin alma,

saxo y batería, una voz lamiendo la lisura de los espejos

hace nido en mis párpados, gramola en éxtasis cuando

ya no escucho a los labios rojos que me hablan de sed,

de nenúfares, de arcadias, de petunias en la nieve,

de albatros cruzando los mares de la noche mientras

un blues solitario recorre las avenidas de mis ojos

hasta que la lágrima brota del duro eclipse y soy luna

y soy manantial que acompaña al río en tránsito

de una melodía que lentamente agoniza bajo

el palio amarillento de una luz gastada.


domingo, 20 de abril de 2025

Los golpes de la vida

 

De tus huesos rotos,

de las cicatrices de tu piel,

de tu sangre derramada

nacerá un árbol de luz

que iluminará el orgullo

con el que enfrentarás la vida.

El extraño

 

He dado infinitas vueltas, formé círculos concéntricos,

perseguí mi sombra en el interior de un laberinto.


Entré en él desnudo, mañana saldré desnudo,

nunca entendí qué significa vivir

ni de qué me vestí entretanto.


sábado, 19 de abril de 2025

El nombre

 

Tu baile de espuma

llega a mi playa

como una ola de seducción.


Me invita al furor,

al ardiente efluvio de la carne,

al roce de los pétalos en la piel,

al infinito oasis de la cópula.


En tu cama vi rosas arder

entre suspiros de ángel.


Me dijiste tu nombre,

aunque no te dijera el mío.


Ahora tu nombre

es la cicatriz de un recuerdo

que yo repito a solas.

viernes, 18 de abril de 2025

In memoriam

 A mi hermana, Elena, que ya no está


Cómo volver a lo no sido.

Ausencia más que historias (juegos bajo la camilla
donde tú eras la deidad y ninguna la sombra),
episodios que hacen que la desnudez
no escriba la verdadera mansedumbre,
un gesto de rebeldía
cuando la pubertad se anuncia en los pómulos
que han destejido el pudor.

No recuerdo más que trazos invisibles,
no estás, ni estoy,
es como una niebla el tiempo común
tan frágil, tan diluido y roto.

Llorabas por el vestido académico
que te abría la posibilidad del futuro
y fue aire el camino que entonces emprendiste
lejos de nosotros
hacia la razón de una ciencia infinita.

Pero la vida guarda témpanos
bajo el carmín de los días.

Y guarda el eclipse que un alma joven no sabe ver
porque amanece en la entrega y en la luz.

La decepción es una corona negra
(¿dónde las dalias del dolor encendieron en ti su locura?)
que te viste sin esperar las noches que asoman
en la lentitud de tus manos.

El pensamiento urde trampas mortales,
su alquimia se bebe como un veneno
y no deja rastro de añoranza.

Una vez me pediste la moneda del refugio y mi cobardía dijo no.

Perdóname pues no supe entender el grito
que se escondía tras la mecánica de un teléfono.

Me gustaría rescatar la luz para ti,
que fueras la flor nueva que resplandece hasta morir,
no de duelo sino de eternidad,
no de sangre sino de armonía y cántico
en todas las voces que te nombran.

El salón

 

Sigo allí en el salón que siempre estaba en sombra.


La lámpara de cinco brazos, el cobre amarillento,

los soportes que asemejaban velas,

alguna bombilla que ya no podía dar luz…


El cuadro de la abuela con un paisaje irreal al fondo

y su rostro amable, el vestido oscuro, la tez morena,

teatral la pose ante el pintor desconocido...


Fuentes de porcelana en las paredes,

un reloj de pajarita con agujas doradas,

platos decorados con motivos florales,

los muebles de caoba, labrados con esmero,

sin vitrinas, alguna bandeja de alpaca,

vasos de cristal esmerilado junto a una botella de licor...


La redonda mesa camilla, bajo sus faldas

la reunión secreta de los hermanos,

juegos de niño, conciliábulo de espías en las tardes de invierno.

La única calefacción un brasero eléctrico con su espiral roja incandescente,

y el televisor como un tótem mágico, un sofá sin capacidad para todos,

una alfombra gastada donde acostar la juventud de los cuerpos.


Vida en familia en el salón que aún habita en mi memoria

igual que un viejo retrato siempre vivo.

miércoles, 16 de abril de 2025

El nombre de la flor


Me diste un tren nocturno,
una sílaba alegre
y una esperanza rota.

Sentí tus ángeles en mis ojos,
la luna gritar en el alma
cuando tu voz respondió a la mía,
la ausencia de los relojes
en el tiempo que habitamos juntos.

Fue tan solo un espejismo
que aún llevo en el revés de la memoria
como un candil amargo
que ilumina los pétalos de una flor
a la que puse por nombre
olvido.

Los golpes de la vida

 

De tus huesos rotos,

de las cicatrices de tu piel,

de tu sangre derramada

nacerá un árbol de luz

que iluminará el orgullo

con el que enfrentarás la vida.

lunes, 14 de abril de 2025

Paisaje de castilla

 

Como cabellos al sol los racimos de colza.


Es tan azul el cielo

y es tanta la sombra

que habita en mis ojos...


Al sur un bosque de pinares de un verde mustio.

Las vides son sarmientos en fila,

raíces que un día serán uva en flor

madurando al aire

y a la luz del otoño.


Casas de adobe junto al río.


Siento cómo la ausencia de la lluvia

entristece el corazón de la tierra.


domingo, 13 de abril de 2025

Desde el castillo antes de la batalla

 



Cómo crece la luz en el horizonte mientras aquí

se escucha el fragor de los cantos con los alfanjes al sol

y la mancha multicolor que se aproxima desde la distancia

como una gran serpiente azul y roja.


En las almenas el viento norte agita los estandartes,

en posición las ballestas, las mallas brillan en la faz de los pechos,

la túnica blanca y la cruz del templario, mi señor en lo alto

de la torre observa, como un vigía, el avance musulmán,

la espada aún en su guarda espera el tajo sangriento.


Él es adalid de Castilla, honor cristiano de roeles,

león de viejas fauces que defiende la religión verdadera

ante al enseña del infiel.


El aire de febrero con su frío de navaja muerde los rostros,

en los adarves ya humean los calderos de aceite,

la infanta en su alcoba sucinta reza bajo la cruz

con el breviario entre las manos;

en cada tronera un defensor, las galerías rebosan de hombres

preparados para la lid, el foso y delante un grueso muro.

Es posible que la batalla dure hasta que el sol decaiga,

las trompetas avisan de la proximidad de la caballería,

detrás los aguerridos almorávides, con nosotros la luz de nuestro dios,

la fe en la victoria, el resguardo de la piedra nos ampara.


Es segura la fiereza del encuentro, sobre el matacán

observo arremolinarse los pájaros que aguardan la sangre

que se derramará por la llanura como una ofrenda cruel

a la gloria impenitente que marcará un nuevo hito

en el acontecer de la cristiandad.




















Retrato de mi ciudad

 Es todo aire, un sonámbulo ejército de ráfagas pobladas de espuma,

es una latitud septentrional de inviernos azules,
es la caracola dormida en el fondo de un mar alegre,
es una cordillera fina como un mango de ingrávidas estrellas
que brotan.

La plaza de árboles inversos
ríe al ver la lluvia arrastrarse hasta el cauce de sus raíces,
azotada por un aliento que el faro ilumina con haces de crisol
y luciérnagas varadas en la noche.

Qué edificios se desnudan para mí,
en qué calles un himno me busca con alfombras blancas
para que pises el rubor y la mandrágora vieja de las esquinas.

Ven al castillo olvidado, a la iglesia sin mapas, al corazón de la deidad
ahora que el musgo viste la piedra sonrosada,
después del soliloquio de los abades,
en un coro de aullidos bajo la marquesina de una parada de autobús
que resplandece entre la lluvia y el rocío de los ángeles.

Mis pasos hacia el remanso del agua, botas que pisan la arena en paseos umbríos,
olor a algas tempranas, episodios de madrugada con el sabor del coco en los labios
y mi mansedumbre o mi esperanza vagando bajo el frío,
en la soledad que los pájaros respetan.

Y la memoria en los cristales, amapolas en las vidrieras para que el reflejo sea rojo,
y cañones tapados, óxido en un parque donde murió la bandera de otro país,
perfumes de rododendro, de laurel, de pámpanos caducos.

En mis ojos la roca, ya besada por el mar, un cuadrángulo de metales olvidados,
fósiles de oro y de plata, la prisión donde la sal se encumbra
sobre los grilletes de la ventisca.

Ya ves que los hilos de esta ciudad se rompen como hielo antiguo,
sabes que de tu portal al mío hay insomnios,
sabes que te conocí en el mañana cuando ya no eras sol,
aunque aún alumbraba, incesante, tu belleza entre los jacintos muertos.

domingo, 6 de abril de 2025

Puntos cardinales

 

Pasó el tiempo de los pájaros

que migran al sur.


Soy raíz de piedra,

estatua inmóvil de un norte

sin mañana.


Al este sigues tú,

al oeste mi ocaso.

sábado, 5 de abril de 2025

Los galgos

 

¿Qué persiguen los galgos que corren por mis ojos?


¿Una casa grande,

un automóvil veloz,

un barco que navegue

sobre un mar de oro?


No es eso.


Lo que persiguen los galgos de mis ojos es la luz de la mañana.


Nunca la puedo atrapar, siempre llega antes la noche.



viernes, 4 de abril de 2025

La belleza

 

Así tiembla la fibra que en el interior brota

de la mirada como un prodigio imposible de adivinar.


Su rayo certero se hunde en la raíz del alma

con la eficacia de un bisturí, sacia el color,

encumbra la música, es una imagen que estalla en el corazón

igual que el trueno cuando asola la quietud de la noche.


Convierte los segundos en efluvio de eternidad

si los ojos no consiguen apartarse de la desnudez

que se muestra indócil al núcleo sensible de lo humano,

y llega la lágrima porque el sentimiento de no poseer

indefinidamente la armonía, las proporciones, las formas,

los arpegios de un ideal es causa de un dolor íntimo.


O viene la dicha con su canto efímero de éxtasis

que reposa en el nido de la mirada,

en el placer que llega al oído desde la música como un don de ángeles,

en la naturaleza de la que nace el asombro,

en la perfección de los cuerpos que aún son jóvenes.


En tu mundo que no se muestra, se intuye en la palabra,

en el amor, en la bondad que es perenne en ti

como un árbol de oro que brilla bajo un océano que nadie surca.


Pintora de ángeles


Calma del agua que vierte su racimo de gotas en la serena

quietud de la tarde. Ella pinta ángeles bajo los aleros como

si ateridos de humedad se refugiaran en las cornisas para

convertir en inmóviles sus alas. Ella aún desprende luz de luna

si la llamada de unos ojos recuerda la simbiosis celeste de su piel

con el haz que la medianoche dejó en su perfil,

mixtura que se convierte en fulgor cuando la memoria

repite el eco de la magia de ver la transparencia de la luz

sobre un halo virgen que envuelve el cáliz de un cuerpo

con la rosa alba que la luna deposita en los hombros desnudos

hincándose como flores de nieve en los promontorios mas altivos

de la carne. Calma del agua que moja la testuz de los caballos

en la fontana, paciencia del cristal y sus biseles donde se quiebra

el rimero que fluye hasta el contorno de una ventana en penumbra,

infancia de la claridad bajo la sombra gris de los cúmulos,

paraguas sin nadie como pájaros negros sobrevolando

la corriente de un río insomne, la sonrisa que pintó

para ella un ángel en su impermeable azul con la forma

dorada de un sol de invierno me recuerda que siempre

fue la luz que iluminó la oscura faz de mi alma.

miércoles, 2 de abril de 2025

La fotografía

 

La imagen permanece como si el tiempo fuera

una gota de piedra que cae sobre la fugitiva sed de los minutos.

Inédito fluir de los relojes que nombran el mañana

antes de que el presente viva en la memoria

de quien ya es pasado al sonreír a un objetivo

que cierra su ojo para retener el instante

que nunca será espejo de una realidad inmóvil.

Tu blusa blanca y mi camisa azul, el lugar donde el sol de agosto

reproduce su ciclo de luz, el cielo claro, el trigal como un cabello

de trenzas amarillas que mueve el aire, el infinito horizonte,

la res y las colmenas, el escenario existe, nosotros no,

aunque falsamente perduren en un papel multicolor

la piel joven y la imagen tuya que hoy me sonríe

desde el ayer mientras contemplamos juntos

aquella fotografía que ya no recuerdo quien nos hizo

con la cámara que aún guardas en la buhardilla 

como un tótem que ya no volverás a usar.