sábado, 20 de febrero de 2016

Nocturno

¿Cómo era tu voz escondida tras las puertas
de un ejército de alfiles?
Demasiado finos los labios que apresan el latido.
Tu codo como una gran boca,
tus muslos inexactos,
y la negra malla de los días
tejiendo la noche intacta.
¿De dónde vino la altura de tu imagen profana,
de dónde el acento de las tardes desvalidas?
Me buscas en la humeante seda de los cafés
cuando los espejos se mueren de sueño
y rosas de té caliente apadrinan las virtudes
deformadas de los mármoles.

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