A veces la luz guarda sonidos
que no muestra. Un hoy lento,
pausado, inmemorial, revive más
allá de las ventanas, en el mar liso,
en los árboles cuya derrota se adivina,
en el paso levemente armonioso de los
perros. Nadie mira a nadie, el hogar
es un cubil, las horas un espacio sin
recorrer. Es el sueño de los ángeles
mi oración o mi cruz. Vivo.
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