miércoles, 9 de octubre de 2013
Encuentros
Antes nos veíamos siempre. Nunca adiviné
si fue casualidad o es que mi deseo encontraba
un molde en la querencia tuya. Te sentí en mi ciudad
y en la otra(una recortaba su perfil después del mar
y la playa, la nueva era un monumento de piedra,
inmemorial y soñadora como una dama exhausta).
Pensaba en ti desde mi atalaya de cristal, espiaba
tus salidas hacia cualquier lugar esperando
que quizá sería también el mio. En los trenes
coincidíamos sin mirarnos, ocultos tras
los libros, como topos sin horario. Hablé
contigo una noche quieta y lúgubre. Sin luna
y sin mar. Ha pasado ya tanto tiempo...
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Brindo por los encuentros y los reencuentros....
ResponderEliminarSigo aprendiendo con cada poema que te leo.
un abrazo
(Alguien muy importante para mi vive en Santiago...Seguramente hoy camine por esa calle)
Sabes, Antonio, para mi es inevitable la evocación de Santiago. Está asociado quizá a los momentos más felices que viví, cuando la juventud, la libertad, la ilusión y porque no decirlo, los episodios del amor, estuvieron presentes. Me gustaba pasear por la parte vieja, encontrarme con conocidos, apelar al encuentro casual con alguna chica que me gustaba, en fin..esas cosas que se hacen cuando uno es joven..
ResponderEliminarPD En esa Rúa residí algunos meses. Espero que tu encuento resulte también feliz. Un fuerte abrazo.