jueves, 24 de octubre de 2013

Mi soledad

Tenia rostro y era como un mapa por descubrir.
Al principio la sentí como maquillaje de sombra,
con los años pobló mis cejas, mi voz, mis silencios.
Pensé que se ausentaba en las horas alegres de la
nocturnidad, en las risas de agosto, en las confidencias
de un hermano que nunca conocí. Ahora podría decir
que me ha comprendido porque habla cuando callo
y me ignora si un cuerpo se vuelca en mi ansia.
Creo que, por fin, nos entendemos.

2 comentarios:

  1. Me parece uno de los mejores que has escrito, como una adivinanza dejas que el lector dude, pero que, al mismo tiempo, tenga la certeza de que por fin te entiendes contigo mismo. Un saludo.

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  2. Hola, Margarita. Te agradezco que me hagas saber tu paso por este blog y el amable comentario que me dejas. Te mando un abrazo.

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