viernes, 25 de noviembre de 2022

Mi amante se llama libertad

 

Escribí despacio
sus ocho letras
en un papel gastado.

Yo la quería, pero ella a mí, no.

Lo adiviné muy tarde,
el día en que los horarios me vencieron
y no sentí su apoyo.

Ahora, aunque dormimos juntos,
ya no nos hablamos.

jueves, 24 de noviembre de 2022

Dentro del espejo

 

Entrar en el espejo es como dibujarse en la memoria.
Detrás del azogue hay una multitud que vive. Yo nunca
miro en la piel que reproduce mi rostro presente, viajo
a las mañanas y a los atardeceres de luces cenitales,
de crespúsculos y sombras, donde un cuerpo registra
su hoy y su nada. Sumergirse en sus aguas de cromo,
despertar el pasado, encender las hogueras del recuerdo
con mil máscaras perdidas, con un eco inaudible en una
fantasmagoría de títeres. Atravieso el umbral liso,
pudoroso, amable y solo hallo las primaveras marchitas
del tiempo en mis ojos. Un alba que es oscura como la ceniza,
un adiós que rememora unos pasos ausentes que enmarcan
mi perfil fuera de esta lámina sin color. Y, aun así, dentro, revivo.

martes, 22 de noviembre de 2022

Huellas

 

Era tan pequeña, tan minúscula, tan efímera, que la olvidé.

La huella de mis siete años.

De pronto se hizo grande la pisada- o quizá fue un espejismo-
entonces empecé a caminar sobre la tierra y el cielo,
una inmensidad por descubrir.

Lancé rosas al aire,
volé con la perfección del ave náutica
hacia mi sol que era el mañana.

Yo solo hundía mi voz en el tiempo,
con veinte años la luz no muere en las esquinas,
es un imperio de claridad que absorbe el silencio de las sombras.

Alguna vez me vi levitando sin dejar símbolos en ninguna parte
solo alas y pies y uñas que viajaban al azul en una noche de invierno.

Pero, qué es una huella sino un rastro perdido en la memoria.

Amanece junto al mar, las nubes malvas al sur,
siento crecer una azucena en mis axilas,
-tú ya sabes que soy volátil como la brizna del polen-
el humo se aleja con la suavidad de una luciérnaga oscura,
la pompa de jabón bajo el solsticio de invierno,
su arco iris sobre el océano refulge.

Con los años las huellas son más profundas,
son huellas de plomo, son huellas sin amor,
porque saben que la reiteración es la muerte,
así nos anuncian los relojes la verdad,
su círculo eterno es una daga contra el corazón.

Me importa poco si agito la ceniza yacente
o si huyo hacia lo que ya no es posible,
hay cicatrices en mi ayer que aún reconozco,
son mis huellas mortales, mis faros ocultos,
no quiero que me veáis en la derrota del que busca el pan caído,
lo que vendrá es tierra virgen, jamás hollada, jamás sentida,
no es una huella en el mar, sino el arenal de una isla
que todavía no he pisado.

domingo, 20 de noviembre de 2022

El alma de tu rostro

 

Siempre que me miras ves al otro que hay detrás de mí,

aquel que vivió contigo la plenitud del tiempo,

los días felices cuando el mar no era una lágrima

ni el sol un fósforo húmedo, ni el amor un párpado

violentamente roto.

 

Siempre que te miro el futuro se ancla como un rubí

se ancla al destello para no dejarlo morir,

aún vistes de niña porque tu infancia se arropa en tu iris

bajo el color verde de los sueños.

 

Si nos miramos, en la penumbra de una habitación vacía

 

¿Qué vemos?

 

Yo veo la canción que nos unió,

el sexo en los hoteles de extrarradio

cuando solo importaba el crepúsculo en sombras,

cuando las noches tibias eran un cálido espejo

y el perfume de los rosales era en tu piel una señal de furia.

 

Lo que tú ves es la duda que en mis cejas brilló

como un resplandor extraño,

ves la pasión y el hambre del incauto,

ves la ceniza que dejó un cigarro entre las sábanas,

ves al ciego que no reconoce tu ansia,

ni aparta de sí a las libélulas del silencio.

 

En nuestros ojos hay témpanos y calor,

hay ortigas y seda, hay mansedumbre

y, también, el oscuro eco de las bestias

que habita en la forma de la luz.

 

Déjame que busque el alma de tu rostro,

no te alejes de mí.

 

 

 

 


viernes, 18 de noviembre de 2022

Yo

 

Y yo que fui tren en el mar, raíl de tu piel, surco
en la planicie de tu silencio. Y yo que vertí mi aurora
en la sospecha de una sombra que me guiñaba los ojos.
Yo que creí en los círculos blancos que nos unían,
yo que te pensé en los lugares que ya habitabas,
como un presagio o una adivinanza de futuro.
Yo que perseguí el sol de tu nombre en mi boca,
que quise ser viento que agitara tus cabellos,
que amé la sincronía de los relojes que posaron
su sien en tu voz y en la mía. Yo que viví en la penumbra,
al acecho de los visillos de tu casa, yo el que tiembla
ante el paisaje de tu huida, el que no ignora nunca
la latitud de tus sueños, el árbol que cobija el cuerpo
que no eres, la transparencia que aún guarda la huella
de tu paso, el alfil perdido en un tablero de nieve.
Yo el que ahora te niega con mil rosas en los hombros,
y un corazón sin alba.

jueves, 17 de noviembre de 2022

Salida nocturna

Suena la llamada de un timbre.

Son las nueve de la noche.

Aquí empieza otra vida,
la de los sueños,
la de una luz que inventamos.

No importa la luna llena ni los semáforos que agitan sus colores,
no importa lo cotidiano, el áspid que muerde la conciencia,
importa esta ansia de libertad que mi voz confunde con el aullido.

Dibujamos las líneas que no son las líneas de un mapa,
conocemos las paradas de esta diligencia nocturna
que recrea en nosotros la ilusión de ser ambos.

Tu imagen se posa en mi iris,
en la isla donde quiero que habites,
abstraída de ti, como una geisha
que viviera en el templo de mi memoria,
para que nunca quedara entre mis ojos tu ausencia.

En el ritual de la noche solo viven
la música, los vasos vacíos, los cigarrillos eternos,
las palabras prohibidas; no vive el ruiseñor

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Sirena de piedra

 

Tú, mar, yo cráter de luna.

En los aljibes de la luz nadas,
pero al fin te hundes
como una sirena de piedra.

Yo soy de viento, tú de agua.

Dejé de habitar el faro de tu haz.

Devuélveme la sombra que te di,
a cambio, te dibujaré en todos los espejos.