Me gusta imaginar lo que no fuiste.
Pétalos encendidos,
la palabra desnuda y abierta,
la noche como crisálida
de un futuro libre.
Me gusta tu dibujo, tu ciudad,
tus hijos que pasean el perfil de una secuencia,
la geografía del adiós en pasos sin nombre
bajo adoquines vacíos.
Me gusta el relámpago de tu exactitud
a los veinte años,
me gusta la sinopsis de una mirada
entre las horas vagas, azules.
Y lo que en tu mente fue imagen sobre imagen,
lento eclipse de los fotogramas
en una película que se rueda sin querer,
que ama el espectáculo de las voces
unísonas.
Si llueve que sea en mi,
si alguna vez tu sombra cruza mi recuerdo
que no deje la edad su huella mortecina,
que seas en mi la luz sempiterna del aullido.
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