viernes, 17 de enero de 2014

Fluir de vida

Aquel hogar fue un monte de infinitivos.
¿Qué esperar aquí salvo el baile de un niño que
crece? Una vida como el ramal de insobornables
arterias, un azulejo de labios abstractos, la calidez
de un futuro versátil. Si ves las ánforas del río,
si un sueño es igual a una tabla que metamorfosea
su enigma, si en el temblor de la paredes hallas
la diástole del adiós, si aún en el fondo del barro
tus pies lloran; piensa que hay un valor por encima
del signo, ama la raíz de invisibles esperas porque
en el viento de los días has ganado el arpegio,
la magnitud y la incertidumbre. Caudal de este
existir diáfano.

2 comentarios:

  1. Intensa mirada a la vida en su discurrir inexorable. Pareciera que quisieras contenerla en sus límites, pero sabes, resignado, que eso es imposible y la dejas fluir por tus versos con reflexión, mirando las cosas y nombrándolas. Enhorabuena.
    Salud.

    Julio G. Alonso

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  2. Gracias, Julio, por pasarte por aquí y comentar este poema. Un abrazo.

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