domingo, 12 de enero de 2014

Dias de hotel



Sonido de agua dentro,
dentro.

Mi padre me enseñó la historia de una equivocación.

Descubrió edificios de arcos, cánticos de un siglo moribundo,
imágenes de hombres perdidos entre la luz y la locura.

He allí el refugio, la paz, la memoria de los viajeros,
la cúpula del ayer, tu canción-eso dijo-.

Por el día las pisadas de los mustélidos acompañaban al reloj,
la química de mis pasos regurgitaba en la piel del mármol,
viejas escaleras que lloran.

¿Quién me visitará aquí si aún hay rostros del pasado,
caras muertas y cuerpos de alquimia?

No voy vestido como debiera, lo sé por las miradas
que huyen al presentir los anillos de mi sonrisa.

Sonido de agua en el esmalte del cristal,
ventanas desportilladas que no tienen patria.

Alguien me dice que la noche grita, que la busque,
que la ame como a un dios caído.

Si, pero eso será mañana.

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