Los recuerdos de septiembre ya no llaman a la luz.
Sólo el paisaje de los altos edificios responde
a su sombra, inmensa y azul.
El futuro se acostumbra a dormir en mis bolsillos
errantes y yo no puedo entender la deriva de este tiempo
que me sigue como un perro sin fe.
Una mujer camina frente a mí, sus rodillas juntas,
las piernas alegres de un sexo que ama la esperanza,
los pechos erguidos que apuntan hacia el amor
o hacia la muerte.
Quisiera sentir el dolor de la ausencia, pero mi piel
es esquiva y mis sentidos no hayan otra respuesta
que no sea el silencio.
Vagabundo de mis días que van y vienen como en un sueño.
Me faltas tú
que aún no existes.
Vaya poema interesante de lo venidero y de lo que vagabundeamos por el tiempo.
ResponderEliminarMe he acordado de alguien que no sé quién es, que escribió algo así, que tampoco se qué es. Bueno, que me has recordado algo y se que me entiendes.
Un beso.
Hola, Margarita. La poesía tiene esas cosas, al final todos los poetas somos como el eco de una misma voz. Te agradezco la visita y que me lo hayas contado. Un beso.
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