Atrás quedó el tapiz de los sueños,
las risas inconcebibles de la libertad.
Mira a tu alrededor, inhala el blancor
de las páginas, la caverna hospitalaria
donde el frenesí fue misterio, hipótesis
de alud en paredes sin escribir, palabras
que han volado como farolillos de humo,
y ya son sangre, vestigio de lucidez
en la serenidad de los años.
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