Hallarás un cuerpo de veintiséis vértebras.
Y tras él la canción prohibida, la magia de las noches
sin luz, el hermoso eclipse de las enaguas.
Ella busca el refugio de aún no sabe qué, sus pisadas
huelen a melancolía, a ginebra, a dosis de paz.
“Cuando dos extraños se miran el alma
el miedo se desvanece”.
Pero no es así, porque las sombras conducen a un lugar
dorado, a sus ríos atentos al color, a sus cicatrices
de fulgor y astucia.
¿De verdad es tan fácil escribir sobre el futuro?
Yo sólo sé que la perpetuidad engendra soliloquios.
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