viernes, 28 de junio de 2013

La muerte en el centro de la vida

Demasiado azul en la boca.¿Quién soy yo,
pobre enigma errante, descuido de marzo
que se entrega a la pura claridad del día?

Antes la palabra abrió un camino(es curiosa
la condición del tiempo, su privilegio en el hoy,
la fantasía de las horas entre un refugio y otro)
para que nadie edificara la soledad o la desesperanza
en la luz.

Así las noches de cúpula inmortal, de alcohol
mimético, con risas y canción, con la amistad
desleída como un himno desgarrador.

Y yo, concibiendo anatemas en epístolas doradas
donde el sarcasmo traslucía la inmadurez
y el desdén.

¿Por qué la gratuita muerte, para quién su magnifica voz,
su destino o su verdad?

La isla desde lo alto es una lágrima pétrea, me alejo al fin
de su extraña indolencia, del cálido enjambre donde habita
la flor del absurdo.





















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