viernes, 12 de diciembre de 2025

Como el árbol, tengo vida dentro

 

Tú me ves inmutable, quizá roca o raíz, con la pasividad

inocente del árbol que disimula su latido bajo la corteza

estriada, en su armazón por el que corre la savia hay flujos

invisibles de temblor y ecos que crean paraísos fértiles

como lágrimas vivas que transcurren por la íntima quietud

de sus recónditos parajes, porque adivino luz en mis horas

ciegas, al fondo del cristal que ocultan mis párpados, en la sed

que teje mis sueños con los hilos de una imaginación desmedida,

en los pasos que sobreviven a la herencia circular del retorno,

al continuo devenir que dirige lo aparente, tan contrario

al oxígeno que nutre el doble recorrido de mi sangre.

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