Dile al viento que no finja un aullido,
a la noche que descubra cómo dar luz a
las sombras.
Dile al ruiseñor que no cante
pues su trino despierta el corazón del
silencio.
Dile a la luz que exista a todas horas
como el tiempo en los relojes.
Dile al norte que nunca será el sur,
al oeste que nunca saldrá el sol
por el cristal de sus ojos.
Dile a la vida que aquí estoy yo
como un muro contra el miedo.
Dile a la esperanza que cuente conmigo.
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