LA MALDAD NACE DE LA SUPRESIÓN HIPÓCRITA DEL GOZO
Una cucaracha recorre el jardín húmedo
de mi chambre y circula por entre las botellas vacías:
la miro a los ojos y veo tus dos ojos
azules, madre mía.
Y canta, cantas por las noches parecida a la locura,
velas
con tu maldición para que no me caiga dormido,
para que no me olvide
y esté despierto para siempre frente a tus dos ojos,
y esté despierto para siempre frente a tus dos ojos,
madre mía.
Me ha sorprendido muy agradablemente encontrar un poema de Leopoldo M. Panero aquí, Ramón. Aplausos.
ResponderEliminarSalud.
Hola, Julio. Este es un autor que me gusta y me disgusta a partes iguales. Aunque he de decir que tiene algunos poemas- como éste- que impresionan por su originalidad y por las sensaciones que transmiten. Un abrazo.
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