sábado, 8 de enero de 2011

El eco de la juventud

Una línea sin pájaros o el mercurio en los lunares
blancos.

Tú, la que mueve el tiempo, tú la duda
o la siembra.

¿En qué hogar las ramas, adónde las estrellas,
en qué país la roja pulpa del jardín?

Yo te amé en viajes oscuros(aquellos soles albinos,
el puente, las laderas de un río, la catedral abierta),
con horarios que azuleaban y bolsillos sin patria.

¿Y nuestro paso que durmió mariposas en un raíl?

Tuvimos una casa con ojos de azúcar, tuvimos el nido
de una garza o acaso los collares del diamante
( brillo y sed).

Ese era el eco de la juventud, tambores de sal,
labios que se arrojan como un manifiesto.

Huellas en un mapa frío.

2 comentarios:

  1. Tu poesía tiene tantos rincones, que suele ser difícil deternerse en todos. Hay imágenes, por supuesto, es lo que más brilla, pero también hay ritmo, hay una capacidad de transmitir emociones increible, y también hay ideas, inteligencia. En este poema me ha gustado detenerme en un rincón que me ha llamado especialmente la atención, y es el de la estructura. Creo que aquí la estructura le da una fuerza especial al poema y a transmitir ese sutil mensaje de lo que queda de la juventud, esos ecos que se convierten en nostalgia.

    Me ha encantado.

    Un abrazo.

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  2. Gracias, Juan. Es demasiado halagador tu comentario para estos humildes versos. Como a cualquier poeta me preocupa la estructura, el ritmo y por supuesto que el poema transmita. No siempre se consigue pero se intenta.Un fuerte abrazo.

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