Aunque tú no lo sepas guardas un paraíso
entre las manos. Tu corazón es un cisne
que ama la quietud, el féretro encendido.
Llegará la luz, llegará la luz a tu sueño.
Y sentirás el paso breve del animal sigiloso,
la vida armoniosa de las luciérnagas. Hay
destinos como zapatos blancos(en la memoria
del cristal un ejército de espumas). Y tu belleza
que no es de carmín, ambigua como el azar,
inocente como el delirio.
Leerte es saborear la belleza despacio, y todo lo que la nutre, Ramiro. Qué gran poeta sos. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Viví. Siempre es una alegría saber de ti. Un beso grande.
ResponderEliminar