sábado, 8 de octubre de 2011

Igual que Cenicienta

Aunque tú no lo sepas guardas un paraíso
entre las manos. Tu corazón es un cisne
que ama la quietud, el féretro encendido.
Llegará la luz, llegará la luz a tu sueño.
Y sentirás el paso breve del animal sigiloso,
la vida armoniosa de las luciérnagas. Hay
destinos como zapatos blancos(en la memoria
del cristal un ejército de espumas). Y tu belleza
que no es de carmín, ambigua como el azar,
inocente como el delirio.

2 comentarios:

  1. Leerte es saborear la belleza despacio, y todo lo que la nutre, Ramiro. Qué gran poeta sos. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Viví. Siempre es una alegría saber de ti. Un beso grande.

    ResponderEliminar