viernes, 26 de abril de 2024

Vida cotidiana

 

El confín de la pared granulada entre las sombras del pasillo,

suena un timbre y el silencio se hace viento de música,

anuncio de proximidad en la mudez de la estancia,

calor humano y palabras en la boca de la mujer o el amigo.

Llega la luz con el estigma de los días golpeando la sed omnívora

de las ventanas y este olor a leche y pan rubio, a dulce de miel

y té humeante que recorre la cocina con efluvios de canción

en el nuevo despertar a la eterna memoria del mundo.

Y tú me acompañas con una ordalía de luz bienhechora,

con la taza de café entre las manos como si cobijaras

un pájaro herido por la guerra infinita de los hombres;

cálida como el abrazo que dejaste en el arrabal de mis sueños

al volverte hacia mí, besándome como se besa a la luna

cuando el sol aparece con su roja luz de alba y ya nada

existe en la oscuridad que no sea fruto de olvido.

jueves, 25 de abril de 2024

El pájaro y la lluvia

 

Qué mansedumbre de alas flotando sobre el manantial de la vida.


Lluvia y silencio en las horas de la quietud

cuando el vergel vive entre las nubes del agua

como una resurrección de álgidas flores

y tallos que se encumbran lo mismo que índices

hacia el azul del cielo.


Y vienes tú con la tarde en las mejillas,

ajena a la constancia del manso fluir de la lluvia

que moja el abril de tus ojos ya para siempre húmedos

como si lavaras tus pupilas con el sol fértil de las moléculas

que en el candil de los iris brillan igual que astros bendecidos

por tus pestañas enhiestas.


Y te ves en los charcos de la melancolía con tu ayer de margaritas deshojadas,

con los labios rojos de la juventud blandiendo su bandera de amor,

con las historias que fueron fanal en la penumbra de un túnel sin salida,

con los arpegios de una música que aún resuena en tus oídos

como una fuente de paz en los jardines del recuerdo.


Ahora yo soy el pájaro sin alas y tú la jaula abierta

que recoge en su bebedero el agua de la vida.

En ti hay futuro, en mí ya no sonríe la esperanza.

martes, 23 de abril de 2024

Oda a los bombones

 

Morís en el paladar de mi boca como nieve cálida y oscura,

de la semilla nace el líquido denso y dulce que en el molde

artesano se volverá fruto de gloria fundiéndose en la ávida

lengua de un huésped feliz. Duros o cremosos, negros o blancos,

bendecidos en leche, preñados de almendra o trufa, de sabores

sin fin: frambuesa, avellana, coco, praliné, turrón, caramelo...

os deslizáis por mis papilas igual que un rocío de efluvios celestiales.

Algo hay en vosotros que oculta en su interior el alma de la alegría,

cada vez que mis dientes os hincan en vuestra dormida carne brota

un ángel que se derrama en mi ánimo como un dócil misterio de paz.

lunes, 22 de abril de 2024

El gladiador


En el Coliseo han dejado huella sus cáligas,
solo oye el clamor de la plebe al rematar a su enemigo,
suda la piel y sangra la espada, los dioses saben
que si asesina es por sobrevivir a la muerte, tiene familia,
tiene hijos y una casa en un país del norte a la que volver,
desprecia a los que contemplan el sufrimiento humano
sin conmoverse, algún día llevará la espada de madera
que le convertirá en elegido, no como el símbolo triunfal
de un hombre libre, sino como el recordatorio de todas
las atrocidades que costaron al mundo sangre y vidas.

*la espada de madera se le concedía a un gladiador como reconocimiento a sus triunfos y le daba la libertad.

domingo, 21 de abril de 2024

Las decisiones

 

Detrás de un pie va el otro

como una sombra en movimiento.


Pero ¿adónde la dirección que sigue

esta arquitectura de huesos y sangre?


Decir sí a la lluvia y no al sol, decir sí al sol y no a la lluvia,

en un caso la pérdida es la luz,

en el otro lo que se pierde

es el sonido vital del agua.


¿Cuál es el acierto si son necesarios los dos

como si no fuera posible un arco iris en el horizonte del mañana?


En este río que somos en el que hay que elegir afluente

la diferencia es prever cuál de ellos se secará más tarde,

por dónde se abrirá camino el elegido

si en algún lugar el cauce trazado con anterioridad

no sirve para acoger el manantial de toda una vida.


En el minuto previo a su muerte

un hombre evalúa las causas de su trayecto,

cierra los ojos

y asume lo vivido.


sábado, 20 de abril de 2024

Lo que viene y lo que queda

 

Vendrá el mar con su miel blanca a dormir otra vez

en la orilla, vendrá el frío del invierno como un animal

de escarcha a lamer las raíces de tu árbol cansado,

vendrá la luz a su hora porque el sol es un reloj

celeste de agujas amarillas, vendrá el pájaro del sur

a tu casa con el laurel en el pico y una herida en los ojos,

vendrá la nube con la forma de un nombre que repiten

tus labios, vendrá el viento agitando su monstruoso abanico

entre la furia y el perdón; quedará la mímica del recuerdo

como un ejercicio de amor y despedida, quedará el estío

y la réplica de las estaciones en un carrusel multicolor

que transita la senda de los años, quedará la luna

y el misterio de la noche como un alfanje pálido

que esgrime el dios de los sueños, quedará el can

del olvido ladrando a tu sombra abandonada 

entre sombras, quedaré yo si me ves en tus plegarias

como un ángel feliz que vuela con las alas de un niño.

viernes, 19 de abril de 2024

La llamada

Agreden las palabras cuando comunican un adiós.


Por eso escogiste un bar desconocido

y una hora en la que no nos veiamos,

la primera hora de la mañana.


Todo con la intención de no sentirte culpable.


Yo, en duermevela, escuché tu voz como un susurro lejano,

quizá tuviste miedo a decir la verdad,

a que oyera de ti cosas que no esperaba.


Tardaste diez segundos en hablar,

mi nombre surgió con un eco extraño,

lo que dijiste después ya se dijo muchas veces.


Son frases tópicas escritas en el manual de todas las rupturas.


El teléfono móvil sobre mi mesa parecía celebrarlo

con el emoticón de una risa parpadeando en la pantalla.

jueves, 18 de abril de 2024

El mar de la noche

 

Hay en tu rostro una herida donde las sílabas en calma

se adormecen como barcos sin un mar que los agite.

Riela la lluvia bajo el farol, allí se refugia el candil

y los narcisos que el agua posa en tus pestañas.

Una árida quietud se expande dócilmente igual

que un latido fuera de hora, eco de otro latido

que ya pasó dejando el humo de un resplandor

en la piel y los mil colores de tu nombre entre

los focos del neón. De púrpura el guiño de los satélites

que te guían por los senderos nocturnos con el ardid

de aquel rótulo que te llamaba, a veces, como las olas

llaman a la espuma cuando en el regreso pierden

la música de sus rizos en la arena y nada se oye,

únicamente una voz que ya no es más que silencio,

tu silencio de mujer escondida entre las rocas del tiempo.

miércoles, 17 de abril de 2024

Turno de noche

 

Suspendida la noche en lámparas de silencio.


El regreso es así, uno persigue su sombra de luna entre calles vacías

y solo encuentra el amanecer como una llama que da luz al olvido.


Y el mar y la canción de la ola, los autobuses primeros

y la rosa de los mercados abriéndose al día,

los colegios y los hospitales que no cierran,

el tráfico como una larga cinta multicolor;

y tú que me esperas aún desnuda

sobre el colchón que nos regaló tu madre.

martes, 16 de abril de 2024

La petición

Piensa en las banderas del tiempo

donde ya no está tu color verde esperanza.


Se borró el arco iris de la juventud

y ahora nubes negras surcan los días del adiós.


Eres el río que se aproxima al mar

con el agua turbia de los hechos

como una sombra de árboles

en el caudal de la inocencia.


No reniegas de nada porque renegar es convertir en eclipse

el sol de los años vividos, no admiras ni el amanecer

ni el crepúsculo, los dos se marchan igual que pájaros fugitivos.


Adoras a la luna para que te regale la luz de los ángeles.


Solo pides un final que llegue dulce

como un beso de amor inesperado.

domingo, 14 de abril de 2024

De camino a tu casa

Uno pregunta por el confín como si una isla esperara

la huella borrosa de mis pasos.


Del río la mansa corriente como la sangre de un niño

que no coagula los sueños sin vida de la vejez.


En el aire las alas del futuro, alejándose entre nubes y sol,

igual que un pájaro sin horizonte al que llegar.


Junto a ti la marea retráctil de los días,

el mecanismo de las horas que ya no viven

en el reloj roto de la juventud, la pasión dormida

entre las baldas del tiempo como un jersey ya nunca más usado.


Y los trenes perdiéndose en la memoria

sin que exista un andén vivo con raíles nuevos

que los lleven al estupor de un encuentro

sin parada, ni luz ni sombra, donde descubrir

las noches fugaces del estío.


Y aquí yo que no sé en qué lugar me espera tu casa encendida. 

sábado, 13 de abril de 2024

El puerto

En mis cuadernas envejecidas no hay nombres

ni vuelan gaviotas a mi alrededor como ángeles

blancos. Enfilo los mares del tiempo con la proa

al sol y la quilla en el surco de la edad, y es mi mástil

una espada erguida que lucha insolente contra el brío

del aire, la lluvia y el rayo que llega hasta mí con el aliento

de los dioses. En mi popa un fanal de luz como una cerilla

en la inmensidad del océano donde un día naufragaré,

a babor el silencio de la noche, la locura de un sueño entre

olas de invierno, el tacto de tu índice como un delfín que juega

con el río de la vida, a estribor las mañanas de abril y un mar

dormido donde riela el azul de tus ojos con los ardides voraces de la luz.

¿A cuál puerto arribaré sin que pesen en mi memoria los ecos del pasado?


viernes, 12 de abril de 2024

Echando la vista atrás

 

Allí sigue el mar con su cuerpo azul desdoblándose

como una flor de espuma y sal.


Mi calle luce otro vestido, lleva una máscara triste,

ya no es la mariposa que volaba junto a mí

en los días de infancia cuando las noches eran

como susurros de luna en un bosque de plantas silvestres.


Los amigos se fueron tras las nubes de la melancolía

o los pájaros del olvido, y son de ceniza los silencios

que dejaron al partir sin la memoria de la niñez

en sus ojos de adulto.


Tampoco estás tú en las rosas del amanecer

ni en los latidos del tiempo donde ya no se escuchan

tus pasos alejarse, silenciosamente, como pisadas

de golondrina en un jardín de nieve.

jueves, 11 de abril de 2024

El regreso

Yo soy el alfil de tu sombra,

cruzo los ríos del azar con mi barco sin nombre

para que en las orillas de tu casa

atraque mi sueño de verte.


Y estás y no estás en los confines de la luz,

como un pretérito en el mañana de una vida por cumplir,

como la espesura en el jardín de los instantes

que volaron con las alas rotas de un tal vez.


Y si pintas abecedarios mudos yo te hablo de sílabas alegres

que besan tus labios entreabiertos al sol de la melancolía.


Y si en el sur, donde vive la cruz del olvido,

no hay una techumbre para mí, yo volveré al norte,

al lugar de la piedra gris y la lluvia en los cristales,

al momento en que me convertí en el alfil de tu sombra.


miércoles, 10 de abril de 2024

Tenía tres años y vivía en Gaza

Ay! de este dolor hecho de metralla y luna,

ay! de mi niño, tan frágil vestido de polvo y sangre,

ay! que olvidé cómo era la risa en sus pequeños dientes de infancia,

ay! del abrazo que ya no podré darle al volver de la escuela,

ay! de la ilusión que se perdió en sus ojos para siempre cerrados,

ay! de su cuerpo que es una llaga abierta a la indiferencia del mundo,

ay! de mi niño, su carita de ángel no es más que un irreconocible despojo,

ay! de mí porque siento cómo crece el odio en el corazón de una madre.


martes, 9 de abril de 2024

Como ángeles de la luz

 


Ven al desliz del agua cuando la lluvia mansa

se posa en los pináculos de la vieja catedral

y en su interior el baile pendular del botafumeiro

agita su tronco con humo de incienso sobre

la armónica serenidad de los cánticos seniles;

de dorado y marfil el ropaje de las santas vírgenes

desde su columna de caoba y tinta, el breviario

y la comunión con la lengua húmeda y el alma

de la hostia cayendo en el pozo abisal del cuerpo,

para darle espíritu y perdón, para sanar la culpa

y crecer en el amor, para que vuelvas a la inocencia

del niño y entre tus palabras sobreviva el nombre

de dios; y toca el órgano fugas y ángelus de místico

edén mientras los acólitos y los frailes, las beatas

y los jóvenes que no han perdido su fe, rezan

ensimismados, responden como ecos a la loa

y la dulce letanía que se extiende por la mudez

de las naves, por el rosetón que matiza la luz,

por el óvalo del ábside, por los angélicos retablos

de madera policromada, por el refectorio y la sacristía

donde la casulla recibe un beso de oración y éxtasis,

por el vino sagrado y las palomas en la ventana

ojival, y por mí y por ti y por nosotros, que también

quisiéramos morir y renacer como ángeles de la luz


lunes, 8 de abril de 2024

El automóvil

 


Recorres sin mí las autopistas de la noche, de tus faros

nace la aurora y es tu canción el aliento de un motor

que no oculta su alegría de vivir. Avanzas entre niebla

y sombras igual que un felino por los laberintos del tiempo

y las edades, alejándote como un aire luminoso bajo

las nubes oscuras de la madrugada, sin prisa ni un lugar

que espere la huella rodante de tus caballos al trote,

sin el yugo de los semáforos con su máscara tricolor

que atrae a las luciernagas de la noche profunda,

sin mis manos guiando tu alegre brío de corcel libre,

sin la paz de los aparcamientos ni la duermevela

en los garajes, solamente tú y el infinito que te llama.


domingo, 7 de abril de 2024

El espejo roto

No son tus cicatrices rompiendo el eje del destino,

son pedazos de vida en rostros fugaces donde

aún circula el río de la edad. Cada uno guarda

en su interior un instante sin voz, una imagen

sin retorno, un capítulo sin inicio ni final. Ahora

son islas de un mar herido, resplandecen sus cuerpos

con la luz de noviembre como ascuas de plata sobre un tapiz

de abedules. Entre mis dedos, igual que pájaros caídos,

laten las sombras de un pasado furtivo. Ya no es posible

restaurar la integridad de su ser, en el mapa múltiple

de su continente estoy, lo mismo que una fotografía

oculta bajo la la piel partida del más roto de los silencios.


sábado, 6 de abril de 2024

El silencio que nos une

 

La transparencia de los vasos y el licor rojo de la penúltima copa.


Y tú, imagen del silencio que nos une,

razón del azar que cabalga los caballos de la noche,

desde el espejo del pub inicias la huida de ti, ágil,

tentadora como las sirenas y su canto, etérea igual

que un ángel vestido de humo y cárdenas flores de luz.


Y yo, en la desventura del alcohol,

con la música de jazz y un rumor de palabras sin dueño en el aire,

ansío que vengas a mí por si te decides a ser algo más

que la imagen de un silencio compartido.


viernes, 5 de abril de 2024

La eternidad de las cosas

 

Están ahí desafiando a los relojes con su persistencia inmune

a los ciclos del tiempo.


Algunas son queridas porque su huella invade la memoria

y es como si en un presente infinito reflejaran el tacto primigenio

de los orígenes, con su forma intacta, y su virginidad de niña

sin el abrigo de una piel que las cubra.


Pero las hay hostiles porque el recuerdo las convirtió

en llaga de desamor o porque sufren el luto del olvido

y se vuelven hacia si como hacen las flores tímidas del verano

al morir el sol cada día.


En mi cajón sobreviven las más pequeñas, los llaveros y las insignias,

las chapas y los colgantes, el amuleto que nunca me dio suerte,

el primer poema que escribí con caligrafía de niño, algunas fotos

de juventud y aquel trébol de cuatro hojas

que una noche de abril grabé en mi piel por ti.


En ellas se posa el polvo de la ausencia con su pátina de olvido

y son hogar de arañas y de humedad, víctimas de una luz

que pone nubes de tiempo en su alma invisible.

jueves, 4 de abril de 2024

La vela

 


Recogida en su capullo de luz tiembla

como si la lengua de un ángel bailara con el aire

una danza de fuego y color.


Y es el pábilo su armazón, su fina raíz de cuerda inmóvil

donde una plegaria anuncia el paradisíaco acontecer de un fin milagroso.


Lentamente va derramándose la cera

y en su costado una lágrima cae con la densidad de un sueño vivo.


Nace del humilde volcán el ansia de proseguir,

lejos del duro soporte que la contiene.


Y es su luz un faro de amor, una misión de fe

que del amarillo cáliz fluye como si fuera una ola

que brillara en el océano de la oscuridad más profunda.


miércoles, 3 de abril de 2024

El tiempo detenido

 

Rompieron en lluvia los pájaros

el día de la luz sin el azul de tus ojos.


Eras un barco de flores en la inmensidad de un río sin fin,

eras un capullo lunar con tu alfanje pálido y tu rosa blanca

dormida en la calidez de tu vientre.


Y venían las olas de antaño, así con su lento camino de espuma y sal,

a morir en los corales de aquella isla sin habitar

que una vez dibujé sobre el océano de tu piel en calma.


A través de los horarios rotos y la paz de los relojes nocturnos

el tiempo se vuelve cristal, tus labios son de mármol

y tu corazón no late al unísono de las horas que palpitan inútilmente

con su armonía pasajera de viento fugitivo.


Ya no hay un sur de balcones engalanados

ni licor febril en las arterias agotadas por el estío

y la seca raíz de los días sin tránsito.


Pero cuando miras yo aún veo en ti

las amapolas de todos los crepúsculos alzarse,

y eres de luna y eres de sol,

eterna como un rayo que no acaba de morir.

lunes, 1 de abril de 2024

Luz, cristal y plenilunio

 

Tú verás el nombre de la luz en su lisa piel.

El corazón del tiempo amanece en el cristal

porque el alba llega con ínfulas de estío y ya

todo es color y vida en la transparencia del cuarzo.

Las yeguas de la luz galopan por el mundo

con sus ijares amarillos y su belfos carmesí,

las guía el sol del verano. Y en mi rostro,

que añora la luna y la oscuridad de la noche,

la luz es una venda que me impide verte,

como te vi ayer, con tu pálida desnudez,

nimbada por el candil del plenilunio.

sábado, 30 de marzo de 2024

Lugo

 


Coronada por la diadema pétrea de los muros,
con el blasón y el pilum, desde la gloria secular
donde el fortín era de águila y lábaro, hasta la fría
paz de los alféizares, surge la ciudad de fosos
arrumbados y vigas al aire, de torres grises
y salmodia en los reclinatorios de una catedral
sin alharaca, ni pan de oro ni rubís en los mantos
de las vírgenes, el silencio y la evocación de un tedeum
sella las comisuras de los labios, retornan el rumor
de una cohorte en marcha y el miedo al finis terrae
en los ojos de unos équites que desfilan entre vítores,
al son de tubas y timbales bajo palios vermellos.


Lugo: antiguamente Lucus augusti, ciudad de Galicia fundada por los romanos.
Pilum: lanza romana
Águila: símbolo que acompañaba a las legiones.
Lábaro: estandarte romano
Tedeum: canto religioso
Cohorte: una de las formaciones de la infantería romana
Finis terrae: en la actualidad Finisterre lugar al que los romanos consideraron el fin del mundo conocido.
Équites: caballería romana
Tubas y timbales: instrumentos musicales que se usaban en Roma
Vermellos: palabra gallega que significa rojos.

Como la lluvia de abril

Eras de agua y te vestías de bruma

con tus altos pechos manando

como fuentes de lluvia y rocío.


Al llegar la noche el húmedo perfil de tu rostro en los cristales,

contorno frío que se desliza en gotas de escarcha,

moría con la sed de los mirlos

embrujados por la luna de abril.


Y así cautiva del baile de un viento que azota tus caderas

te mueves al azar bajo las nubes que ensombrecen el sol;

y nos dices adiós con los ojos de una niña

que se niega a vivir en los desiertos.

viernes, 29 de marzo de 2024

La materia y los sentidos

 

Toco su textura, no escucho, no oigo, no veo, no me llega

su olor ni he probado su carne dura y firme. Hay palabras

que la nombran, pero los nombres por el aire no se ven,

ni tintinean sus sílabas, ni saben las vocales a dulce ni

huele el silencio de sus letras. En mis ojos las formas

y el color pero están ausentes el sonido de un golpe

en sus entrañas, la lengua sintiendo la aspereza de la piel

de las cosas, el fluido a nada o a barniz o a cal. ¿Quién

memoriza los olores vacíos del mimbre, del algodón,

de la caoba y el acero si nunca son los mismos? Y el

gusto que roe su alma primigenia con ansia de amante,

sin la voz que la nombra bajo el clamor sonoro del viento

entre los pinos, ni el perfume oculto en su invisible raíz

ni la rotunda piel expuesta a la caducidad del tiempo

inexorable. Y cómo nos embarga el vago efluvio del rosal

pero no la vista que se pliega al sentir su frágil aroma,

ni mi índice que no se atreve a alcanzar la flor ni el pétalo,

ni la muda presencia de la espina en su tallo enhiesto,

ni siquiera todo mi ser que recibe agradecido cada

sensación que me posee en los días y en las noches,

en la realidad y en el sueño profundo del vivir.

jueves, 28 de marzo de 2024

Ser de nieve

 

En lo hondo, en lo más hondo de ti

conservas el misterio que da razón a tu vida.


Puede ser el último aliento de un animal herido,

el haz invisible de los músculos por donde circula la sangre del amor,

el corazón y su halo de coros alegres en el silencio de la noche,

la volátil sombra de una reflexión que no dejó huella

en las líneas de un escrito borroso.


O quizá esta ausencia de carne cuando más se escucha su áspero latir,

lejos de mi ansia irreal por ser de nieve

para diluirme como se diluyen las olas

en el agua embravecida de un océano sin paz.




miércoles, 27 de marzo de 2024

El ángel de la lluvia

 

Caminas por el parque como flotando en nubes de escarcha.


Te moja la lluvia de noviembre

con sus cristales líquidos de bendición tardía

mientras en el gris de la luz

los fantasmas del tiempo

escoltan el fluir adolescente de tus pasos.


Y es que en tu memoria la ciudad resucita con perfume de alhelí,

y el sol del estío baña el color de tus ojos

con la luz de una tarde ya madura.


En el jardín del otoño, las hojas caídas y el ocre de los árboles,

que destellan por un momento, con sus ramas vestidas de agua,

la música de las fuentes que tintinea con melodía de cántaro

llenándose de paz, el trino del ave junto al río

como un ardid de ninfas que ocultan su voz;

no te permiten ser el ángel de la lluvia

en la ciudad insomne de un agosto añorado.

Sueños

 

Como todos los niños soñé con ser estrella del fútbol

o actor en Hollywood

o astronauta descubriendo mundos increíbles.


Los sueños dibujan en las paredes panteras blancas

que se borran de la memoria al cruzar los umbrales de la vida.


Hoy ya no sueño con panteras blancas que habitan mis paredes,

ahora las panteras son negras y están aquí,

velando mis sueños para que la realidad no me olvide.


martes, 26 de marzo de 2024

Lo que más quiero de ti

 

Y si te imploro que me entregues la llave de tus sueños,

el diario donde escribes las palabras que quedaron mudas

en tu voz, el anillo sin gema que no adorna tu dedo corazón,

la postal con una montaña nevada que recibiste bajo el calor

de agosto, tus cicatrices viejas por las heridas que te causó

un ángel maligno, la canción que más quieres y el libro

que más amas, tu consuelo y tu alegría cuando la risa

te posee, el dolor antiguo para que yo lo convierta en un sol

sin nubes al cobijo de tus días; y lo que en realidad eres

si miras en tu corazón y me regalas el secreto de tu ser.




lunes, 25 de marzo de 2024

La plaza al atardecer


El eco sombrío de sus balcones forjados
llena de pálpito el silencio de la tarde,
la bancada de frío metal y el reloj impasible
en flor de eternidad guían al solitario hacia
los pliegues de la plaza rumorosa, el sillar
y el árbol de hojas lanceoladas, el jazmín y el gladiolo,
la glicina de puro azul, el canto del agua en la fuente,
la rosaleda bajo la arcada de hierro, el gorrión
que pica un trozo de pan húmedo, son testigos
del efluvio de la luz, de la metamorfosis del cristal
-su resplandor de atardecida en las ventanas dobles-
del rojo carmesí, desnudo ante el tímpano y la ojiva,
de la cruz que da sombra a la sombra de mi cuerpo
cuando ya la luna emerge sobre las ramas de los tilos.

domingo, 24 de marzo de 2024

Qué verán mis ojos

 

En la voz de las sirenas hay cantos de luna y marfil.

Si nace el cuerpo de la isla, de volcán su ser, entre

la espuma y el grito del magma, con el coral multicolor

de la madrépora brotando de su seno como largos

índices de altiva vid, si los galeones de velas combadas

por el aire atlántico siguen la línea que un dios trazó

sobre los raíles de agua surgidos del profundo mar,

si el paso de los cetaceos y su carne gris no se ven,

si la marea que va y viene en un retractil ardid

de sal humedecida no me saluda, si el témpano

y el iceberg flotan sobre la piel de una corriente fugaz,

qué verán mis ojos si en la playa de mis días solo

existe un faro sin luz y nadie que lo encienda.



sábado, 23 de marzo de 2024

En ti llueve

 

Este viento de filos blancos hiere las mejillas con su canción de escarcha.


En el rombo de la terraza tu sed y la mía son de distinto matiz,

tu boca elige la espesura de un café, mi boca aprieta el cristal

húmedo donde la carne muerde la flor intacta de un wiski.


¿Dónde están las gaviotas del silencio, su pico curvo sellado con lacra de sal?


De tu rostro surgen los maquillajes del capricho

porque eres de luna y de sol según la cabellera de la luz

cambie su candil de lugar.


Por tu piel de invierno no pasan las horas cálidas

de un verano que voló hacia el sur del olvido.


En ti llueve, y yo no sé por qué en ti llueve.

viernes, 22 de marzo de 2024

Tú eres mi primavera

 

Hubo vasos de cristal con la miel de un añoso ron en su vientre,

insólitos tapices con el multicolor reflejo de una primavera

sin la negrura hostil de las sombras invernales.


Plazas sin pájaros donde la luz es un silencio

iluminado por las risas de los niños,

cines de barrio que ofrecen sesión nocturna

para que el deseo crezca en las bocas amantes

como un rosal rojo bajo el carmín de la lujuria.


Y tú siempre en abril, con las flores y el azahar

de los naranjos en los recónditos senos;

y el perfume de la orquídea en la voz

como si el aroma fuera una palabra de aliento fugaz

perdida en los labios conjuntos del ardor.


Y yo, árbol de tus noches, neblina que cubre el panteón de tu cuerpo

con su lámina de agua, me aproximo a ti desde el alfil

de mayo para que no olvides que el discurrir de mi río

lo guía el manantial de tu ausencia.

jueves, 21 de marzo de 2024

El azar

 

Como el viento que traza en el aire

serpentinas volubles de rizos invisibles,

así el flujo del orden ante ti,

pasajero de un río que te lleva a un mar de sombras,

voluntad que en la encrucijada resuelve por instinto

la dirección a seguir.


Y son fortuna o desgracia el clamor o el témpano

que acompañan la senda de los días.


En el sur del deseo los átomos de la vida eligen un ideal,

en el norte el anhelo es una pequeña casa de baldosas azules

con un jardín de árboles en flor.


Y siempre la duda ante los ojos

de lo que el tiempo cumplirá o no cumplirá

cuando la ruleta gire en círculos de azar.

miércoles, 20 de marzo de 2024

Ecos de familia

 

Soy por orden el cuarto de seis, ese número que está

entre el cinco y el tres como un centinela en su guarida

de sombras pares. De bruno color la piel que nos viste

con su misterio colonial de ancestros cuya voz dulce

era una música tan frágil como el susurro de los pájaros

al mudar el día a noche. Himnos de sangre brotan

de las paredes y son de abril floreal los espejos cuando

el canesú, la diadema, el arlequín... se hacen primor

de caléndulas, de rosas, de jazmín, en los ojos de las niñas.

Y está el balón y el ajedrez del suelo sin reyes de marfil,

y están los cuadros oscuros bajo la rubia luz de los plafones

de cristal, y el carcaj del teléfono como una cáscara

que timbrea en la anochecida con ritmo de cascabel lunar.

Y, en fin, también están las fotografías llamando a los recuerdos 

desde el silencio de unos nombres que aún pronuncian mis labios.

martes, 19 de marzo de 2024

El amado

 

Alguien te regaló su entrega y fuiste nido de su hambre.


Por eso no eludas los pétalos de un amor

que en la realidad cotidiana convivió

junto al desdén de tu silencio.


Acoge la fortuna de saberte un faro

que ilumina la espera y el pensamiento de otro

igual que la luna es el misterio inspirador del poeta

cuando no alcanza la luz del sol a su eterna noche.


Y aunque un día se aleje de ti

-el viento del deseo es capricho y azar-

sin decir un adiós, piensa en el don que recibiste

como plenitud y no como ausencia.


A menudo crece en el jardín de la vida

un rosal que siempre dará flor,

si tú riegas su memoria con el agua clara

del más fiel de los agradecimientos.