domingo, 29 de junio de 2014

Aquellos días

Algunas veces, dentro de la melancolía,
se abren mundos de napalm.

Con la piel renovada, con los ojos heridos
por la culpa, con el hambre de los dieciséis años
aún latente, con el cielo gris y acuoso cayendo
como un pedestal sobre mis días; me reafirmo
desde el paso triste, la incomprensión y el silencio,
para ser pájaro nuevo sobre estatuas de granito,
acústica similitud de jóvenes sin patria, mirada
limpia que vaga como humo de inmortalidad
y sueña con hembras desleídas que apuntan
nombres de plata en cuadernos rojos,
que jamás maquillan la conciencia núbil
y arrojan los iris como perlas ambiguas
hacia el dominio mensurable de la finitud.

Así es la llegada que enciende el vigor de los cuervos,
en su cenáculo las palabras susurran un canto de mendacidad,
con silabas de adiós o luces mortecinas que amparan
el lúgubre eco de lo piadoso.

Y sin embargo, no hay más que un principio gris,
la puerta cuyos goznes vibran como exaltación de la luz,
estrategia pálida que crece hacia ciudades por conquistar
junto a las caricias del amor en países de exilio,
en playas inventadas por mares inexistentes
y pedazos de luna que sobreviven al cautiverio
de los siglos por venir.

En la claridad de entonces, veredas de futuro se enlazaron,
ya solo se trataba de una elección o una deriva, del azar
que surge como una guirnalda que el viento orea
para crucificar el destino, desnudarlo de ser y pasado,
de nombre y artificio, y construir al fin una historia,
la mía.

miércoles, 25 de junio de 2014

Generaciones

El que os habla no es el mismo
que conocisteis.

Quizá, en el presente,
cuando yo soy vosotros,
cuando la edad me aproxima
al calor de vuestros sentimientos
comprenda al fin la distancia que nos une.

No os culpo, porque en el territorio
en el que plantasteis mi vida
no haya crecido un árbol más fuerte,
no os culpo del error que pesa
en la conciencia y golpea como
un martillo alucinado.

En el fondo son cosas fútiles
las que sin sospecha horadan el porvenir,
juegos de azar, palabras como cuchillas
que aparentan ser la suavidad perenne
de la consolación.

Y no lo son, porque su naturaleza
es la del tigre ágil
que un día abrirá sus fauces de espanto,
en medio de las sombras que empiezan a poblarte,
igual que un arco iris
que de pronto quemara
las vías ilusas de la felicidad
y abriera surcos de quemazón en las horas blancas
de la inocencia.

Pero ¿quién adivina la estrategia del dolor
cuando se viste de canto leve y es solamente
el preludio de una oscura ficción,
un teatro sin luces
cuyos actores gritan
un nombre siempre repetido?

Hoy os comprendo. Mi piel ha viajado
por la melancolía de los meses, mis ojos
han roto el velo infantil de la falsedad,
lo real exhibe garras de premura;
ahora soy el que ignora la luz,
el que habita en sus vértices de desencanto
y escupe esta verdad sin patria,
esta verdad que habla del perdón de los ausentes
o de como se puede ser niño
y se puede ser hombre a la vez,
en medio de la claridad
o de la negra perfección de la herida.

lunes, 23 de junio de 2014

Diario de un provinciano

Hay que poblar el vacío.

Descubro la memoria de la urbe,
los vericuetos que llevan al refugio,
las rutas inefables del color.

Días de ojos sin tránsito,
los murmullos de la vecindad se extienden
como un río de palabras, el caudal de los meses
que espían mis cejas oscuras, la piedad de las cadenas
que habitan la música de los ángeles son un vaticinio
o una prueba de la sed que guardo.

No rugen televisores en la quietud de las horas,
canta el niño-niño su canción inacabada,
sueña mi rebeldía con caderas verdes
mientras el reflejo del níquel devuelve la curva
de mi rostro a su condición ingrávida.

Tras el teatro del cristal pasan autobuses rojos,
cruzan la histeria de las nubes
gorriones de plata,
azucenas de polvo se estiran hacia un cielo
de humo.

No sé qué espero, ni si ambiciono
otra cosa que el silencio.

A veces la lujuria vaga conmigo
en suburbanos de látex,
otras veces los párpados de una biblioteca
me dicen que aún hay esperanza
entre la sordidez
y la mentira.

Supongo que se trata de vivir, de echar los dados
sobre alfombras ciegas.

¿Vendrá la noche a desnudarme,
o habrá una flor,
un labio, un pan o un verso
que me caliente?

Cuando miro la terrible negritud del asfalto,
los árboles exhaustos,
el ruido inconsolable,
pienso en la caricia del mar,
en el círculo del azul,
pienso en mi locura.

domingo, 22 de junio de 2014

Paisaje

Tras el cristal sueña el color su alegría.

Hay en el tiempo perenne un silencio de ámbar,
un otoño de pájaros lúgubres, una risa contenida
que yace.

La mirada se posa en los caminos vacíos,
en las espigas ocres, en la pulcritud del agua
que da vida a la vida.

En la cicatriz de los cuestos se dibujan pedregales sin alma,
un aire insomne apenas circula, herido en su sed.

Me gusta el frío de esta soledad sin patria,
su desmemoria, su muerte desoída.

Uno sabe que la tierra es un corazón yerto
como sabe que en la victoria del azul
sobrevive un sol sin lágrimas.

Que no habrá otro instante como éste
en que la luz se entrega al día.

Que aún hay esperanza,
aunque ya no para mi.


viernes, 20 de junio de 2014

La verdad

La verdad presume de color.
Es ventajosa, se dulcifica
con afeites de silencio.
Ha llegado hasta aquí
como un misterio,
su inquietud asombra,
sus ojos sin niebla
han llorado la luz.
Y prosigue, hasta
el fin incierto de
la duda.


sábado, 14 de junio de 2014

Burdel

La exactitud eran cien pasos repetidos.

Mi oración escribía su infantil epitafio
con ecos de ciudad.

No hablar de la vida,
no entender el filo de las emociones,
no transcribir la piel ni el perfume
que horada la sinrazón.

Sólo la cáustica sombra
de las habitaciones añejas,
el boudoir que recibe
la volatilidad de un sábado.

Y en el espejo de la noche
los paraísos del candil,
la penumbra sin color de los tabucos,
el insomnio como un elixir
en la estación prohibida del suburbio.

viernes, 13 de junio de 2014

Las edades de la luz



Hay edades sin estación ni memoria.

Edades que fabrican alas de mercurio
o brillantes gemas de azogue.

Edades sin sombra
que visten de luz las costuras del azar.

Edades en las que el amor se parece a la risa
blanca de los pétalos.

Hay edades impronunciables como sonajeros cautivos,
edades que roban al día su claridad de arcángel.

Edades múltiples,
edades clandestinas,
edades que aún viajan
como meteoros azules.

Hasta aquí,
hasta el hoy.

martes, 10 de junio de 2014

La pasión

En la fuente del secreto hay un susurro
de palabras. El misterio guarda el rostro
simple de la idea. Lo demás son teléfonos
mudos o misivas en blanco o autos que
corren hacia la noche ciega. Tú me dices
que la pasión quema vidas, que debemos
entregarnos a un sueño como pájaros sin alba.
¿Para qué, entonces, construir el presente
si nos pueblan los mitos inalcanzables
de la furia?

lunes, 9 de junio de 2014

El árbol

Tus labios dejan en mi mejilla la flor
de un recuerdo. Todos conocen el ritual,
la estrategia del dolor, la mecánica que
la muerte instala en los relojes heridos.
Sé que no hay lugar para la indiferencia
cuando un corazón queda deshabitado.
Más allá de la muerte, en el centro mismo
de la ausencia, crece un árbol sin hojas
que poblará los días por venir. Que
sobreviva su luz como memoria de ti.

viernes, 6 de junio de 2014

Fotografía en sepia

Siento vértigo de ser. ¿Quién descubre
el ojo gris de la hermosura tras los visillos
del presente?. La piel es un pergamino roto,
la memoria una cicatriz invisible que crece.
Tú ya no estás, dormida en estaciones,
en ciclos, en las mamparas sin azul
de un tren varado. La juventud llovió
como escudo de agua, nuestras horas
han recorrido los semáforos del silencio.
Sólo queda el espejo amorfo del ayer,
si me hablaras de ti la luz moriría.

miércoles, 4 de junio de 2014

Llueve



Hoy no es navidad en tu nombre,
esquirlas de agua que no llegan al latido,
las azules ventanas,
los sillares en los pasos
como una canción de despedida.

Mi memoria vive en el trasluz,
desea las oscuras nubes del relámpago.

Cada brillo es un templo,
la cuidada forma de los veladores
no elige al saltimbanqui,
la ocre virtud de los frontispicios busca un pretil,
una golondrina sin mapas,
el incensario que robó la cicatriz
o la muerte.

Su verdad mira el fluir de las campanas,
la inutilidad de las sombras,
el epitafio de las hormigas
que habitan un sur.

Llueve en las caricias, en los túneles del amor,
allí donde la insensatez desnuda los vidrios
de las copas maltratadas,
en el universo de los paraguas sin hambre,
en la indecisión que surge
como un repertorio de narcisos alados
bajo los puentes de la prontitud.

Hoy la humedad trae hasta aquí
los olvidados frutos de la sed,
las lágrimas que posan una flor en la deriva.

Otros presagios me darán su luz
-el pábilo que suda,
que llora su álgido estertor
como un faro
que imperturbable resiste-.

martes, 3 de junio de 2014

Añoranza

Él menciona la edad de los juegos,
pero ya es tarde.

Un límite, una querencia,
la nostalgia de un mar perdido
o quizá
el color de los campos,
el aroma del brezo,
la umbría de los chopos
junto al río.

Nada de lo que pienses será igual
porque el tiempo deshoja piedras
y tú, tripulante de ti mismo,
ya te has ido.

domingo, 1 de junio de 2014

Después de tantos años

Juntar la piel y no decir nada.
Persigue la mirada un eco del ayer,
una serpentina de luz en los ojos
caídos, una palabra que no ciña
sombra, un recuerdo que una
las edades que ya son refugio.
Mi nombre como una huella
inservible, mi vida como un
rompeolas gastado que aún sufre
los latidos del tiempo. Seré lo
que pasa en este instante de
conciencia, fulgor diminuto
del azar, asombro infantil
que no quiere la luz de una
ilusión. ¿Qué es sino esto,
vivir?