miércoles, 29 de noviembre de 2017

La llama mínima que escondes

Te sentías tibio, acostumbrado a la piel dura.

En tu interior late un sol pequeño y dulce
con su anillo de iris cálido.

Hay una fe en las esquinas que aún reconoces,
la luna que rieló en ti una senda de rombos y albur,
la sonrisa que amaneció
en el fulgor de los días.

Un ejemplo de la luz
es el hueco límpido de la mano encogida,
una llama se perpetúa en el adiós
porque prorrumpe como ola y no cesa.

El tiempo de hoy es una serpentina
que se enreda en el espacio blanco
que va dejando la sombra.

La vida no existe si no existe el resplandor del ocaso,
así el rayo verde en tu corazón
o la canícula de un sempiterno agosto
en las axilas de la edad.

Siempre la luz igual que un estío en alza,
siempre la profunda claridad de lo eterno
cuando retornas a las orillas
que reverberan entre la quietud
para que te busques en ti
y así derrotes a la caricia de un presente sin color,
sin mapas ni misterio.



lunes, 27 de noviembre de 2017

Carta de Prometeo a Zeus



¿Por qué no te entregas al amor de los cuerpos débiles?
¿Qué lujuria hay en el poder que nombra el castigo?
¿Es, acaso, debilidad ser generoso como un pájaro
que alimenta sus crías con el don del refugio?

Por eso, por ti, por tu esencia que ignoras
yo entregué el calor al hombre,
le di al barro la ternura del fuego amigo,
quise un destino amable para que nadie sospechara
de tu injusta crueldad.

La vida a menudo parece un juego,
las entrañas de un toro no guardan orden,
basta la combinación de las oscuras vísceras
en un ardid, la tentación y el brillo del jugo,
el olor tierno de la carne que abisma
el sentido y confunde la razón
con la displicencia fiel de la idolatría.

Sé que tu alma en furia,
morderá la ilusión del ensueño
pero yo acudiré a las estrellas
donde el círculo de helios dibuja vida
y en el cáñamo o el hinojo esconderé
un brote de amparo, de aliento y de paz.

Tu venganza, como siempre,
esconde pechos de mujer,
mi hermano azul solo es dulzura,
armonía de la desazón entre los brazos de las sombras
que un destino concita
para destruir la luz.

Se abrirá la caja del dolor
porque ya es el tiempo de la deidad
con su látigo y su hambre de vómitos amargos.

Y yo, maldito como un yunque de carne,
obstinado en mi noche que será albur
entre los sueños blancos.

¡Qué duro el estigma de esta piel inmortal,
el águila acecha, escribe soliloquios de muerte,
ataca con el pico enhiesto
una y otra vez a mi locura!

Al héroe que vendrá le entregaré la llave dorada del jardín,
para que así el innombrable
olvide el desafío de mi nombre
en las lejanas llanuras del tiempo,
y crezca al fin la voz perpetua de la especie
en los designios seculares de la tierra.

sábado, 25 de noviembre de 2017

El tiempo de la lluvia amante



Nos acostumbramos al fuste que llora,
a la constancia del beso en las pestañas,
al rocío simple de las gotas
sobre la piel hospitalaria.

Y es que eran los meses del sonido del agua,
la raíz virgen en los pétalos
que beben de la ternura del lirio,
el acento suave de la música transparente
en los ríos que estallan.

Acurrucados bajo el paraguas de la intimidad,
susurramos palabras sin voz
mientras calla la noche
y cuerpos que huyen
dejan un rastro de olvido en las losas húmedas,
en el resplandor de las huellas varadas
que nadie reconocerá más allá de la herida.

Otra vez la canción de las calles taciturna,
ni los brazos abiertos a la luz
ni los caminos que el calor siembra
cuando agosto es un sol varado
y nadie se pregunta por los soportales,
sus arcos, su blanda inquietud de rumores
y pájaros que vuelan bajo el mar de las nubes,
singular el plumaje de una ráfaga de lluvia en sus picos álgidos
que golpean los charcos de mi nostalgia
como un gong en las entrañas
de la última gabardina derrotada por el gris
del canto y de la noche.

jueves, 23 de noviembre de 2017

De lo fácil que es transcurrir

Se enciende un cuerpo y vibra la noche.

Cimbrea la escarcha,
un sonajero llama al suburbio
y la palabra dibuja flores en la luz,
labios de ágil voz.

Un cine, un farol que palpita,
las calles dobladas por los pasos del ensueño,
los símbolos del sexo
como un narciso en éxtasis
que vuela y revuela
sin saber adónde
ni por qué.

Así se alza la historia que al silabear florece,
así las cinturas se aparean
y nace el futuro entre las hojas en yunta.

Es esto la vida, ¿o no?

Un corazón sin válvulas donde humear el miedo,
la incógnita áurea de los hijos,
el estío de las horas en ruta infinita,
la canción sin maquillaje
que nos espera,
nos espera
hasta el óbito.

Cada mañana soy yo y es otro el que vive,
solo latitud, ingravidez del tiempo,
juego que ya no jugaré
cuando la conciencia se desnude
en una fotografía olvidada;
ilusorio el tránsito
que en un segundo ilumina
aquel suspiro que ya no alienta,
ni inflama.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

El poeta recita(a Raúl Zurita)

No sé por qué se ovilla, parece que la palabra
le aguijoneé el alma. Escucha el clamor de otra
poesía con la bendición de sus ojos caídos. Se
alza y es una uve encaramada a un sueño. Dice,
concita, los versos malditos de una vida dura
y muerta. Y su dolor no calla, no calla. Le oiré
decir, sangre, amor, desdicha, duelo, rabia,
locura. Pero él no cejará mientras la luz
crezca en su hombro y aún se sienta vivo.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Tu nombre

No te creas que pienso en ti a menudo.
Yo sé que aún me ves desde una torre
inexpugnable, con la superioridad de
quien sabe que el deseo es una esclavitud
y la indiferencia un hábito. Han transcurrido
los años, he dejado de mirarte esperando tu mirada
cómplice, ya no te busco en el portal donde vives,
ni levanto el teléfono solo para escuchar de ti
un sí alegre. Ahora- cuando te pienso- recurro
a la nostalgia, no de tu cuerpo, sino de mi juventud.
Es una extrañeza aquel temblor de hormigas
que atosigaban mi estómago al sentirte cerca,
y el dolor de tu ausencia es tan solo el humo
de un recuerdo evanescente. Mejor que haya
sido así, tan fácil, que no hayamos envejecido
juntos, que no tengamos que perdonar lo que
en el presente somos por lo que fuimos. No
creas que pienso en ti a menudo, aunque hoy
si lo haga al escribir este poema que te nombra
para poder olvidarte, como si tu nombre
no encerrara ya una historia muerta, una
voz que desde hace tiempo en mí no existe.

viernes, 17 de noviembre de 2017

El tiempo de la felicidad

Desde el principio del principio.

Cuando apenas el esqueje se asoma a la luz
un árbol estalla en columpios de sonrisas,
el alba crece, los insectos devoran el néctar
que un Olimpo mostró,
nenúfares dorados
en los bolsillos que desconoces,
desconoces.

Y la saliva del mar en tu aliento,
un azul reverberando insomne
como un manto de guirnaldas
o la capa del ensueño que colorea de vida
cada minuto que eres.

¿Y el amor?

Ráfaga de misterio
en los acantilados de la aurora.

¡Y la levedad de las hojas!

El sueño de las estaciones ajardina
el minúsculo eje de tu sensibilidad,
flores e invierno, canícula
o murmullo de sol en las entrañas.

Una voz de siglos cubre tu piel,
te dirige sin que nombres el porqué
hacia la insolencia de los pájaros
y el ansia de vivir.

¡Qué dádiva el calor de los enjambres!
tu juventud entre las sombras de miles de bosques
que te abrigan para ser un numen, un lapso,
un espejo que transita por los vértices de la plenitud.

Toda vida es una apuesta
que al mostrarse deja de ser ilusión.

Tus horas fueron blancas,
tus pasos un silencio que a veces olvidas
al volver a la valentía, al fulgor impenetrable de los niños
que crecen siendo la atmósfera brillante
de un solsticio fósil que ya ni tú recuerdas.


miércoles, 15 de noviembre de 2017

Remanso

Ayer el mundo completamente abierto,
hoy el refugio de los espacios cerrados
y otro mundo dentro que no muere. Si
unimos nuestras manos los ríos navegan
en nosotros como espejos que nos miran
para recobrar el misterio de la luz. Puedes
creerlo, pues no hay mentira que contradiga
a la memoria, ni fluir que amanezca más allá
de tus orillas, o de las mías, diques del amor
extasiado.

martes, 14 de noviembre de 2017

En la fiesta

Ahora que está mi vaso vacío
-y ya es tiempo-
un cubo de hielo permanece allí
como un iceberg dormido.

Hay un rumor de palabras oscuras
que rebotan en la pared
y vuelven al círculo
tan lejano de mí.

Las risas, el alcohol, los labios rojos,
el esmoquin y la naftalina,
el sudor que amanece en las yemas
de unos dedos prensiles,
forman un coro que sobrevuela la música,
la luz y el espacio donde los cuerpos
se asemejan a un nido ya putrefacto.

Alguien roza mi hombro
y las golondrinas de la espera alzan
sus picos de hastío y locura .

Se astilla algo en mi interior
porque la piel escribe enigmas
y mis oídos cuelgan como campanas
que no quieren tañer,
que solo quieren la quietud del tiempo
deslizándose en las arterias,
sin noche, sin estrellas,
fluida hacia el destino inmediato
del solitario existir.

sábado, 11 de noviembre de 2017

Si no estás

A ratos imagino que no estás
para no sentirme perro de tu siembra.

Una luz sin ti no se derrama,
no siente la herida,
no ilumina la corporeidad de los segundos,
no graba el silencio,
no concita el rumor de un latido,
solo es vaho en un cristal que se desangra.

Al soñar me deslizo por tu vientre
con un beso húmedo
o una boca de marfil,
cuando hablas el susurro se convierte
en galope interminable,
cuando callas son tus ojos
el misterio de no mirarnos nunca,
cuando no estás te sustituyo
por mi ausencia, para así vivir contigo.

jueves, 9 de noviembre de 2017

Como un hada en el jardín de la claridad

A través de la luz tu cuerpo no se rinde.
Semáforos de ausencia y migas donde
se dibuja el camino. Alguien-que no eres tú-
recorrió los vértices y le habló a dios de
un enigma sin fe. Aprende el sol de su órbita
como el pájaro de su canto. No pongas la nieve
en el surco de agosto, deja que alcance el éxtasis
un cenit innombrable, el rayo que, tú sabes,
caerá siempre a destiempo. Al fin las ventanas
descubren lo que ya era un haz en agonía.
Y son las sombras un ramaje crepuscular
atentamente herido. ¿Me sueñas en la claridad?
¡Sí!, tus alas reconocen la huella que sobrevive
en transparencia, como un silencio de mariposas
latentes o un jardín que llegará a ser mustio,
pero que hoy es un resplandor entre los días
de este paraíso fugaz al que nosotros llamamos
el tiempo de las miríadas en flor.

domingo, 5 de noviembre de 2017



"Este blog es Comala. Alguien se pasa por aquí, y no sé si es un vivo o un muerto, imagino que hablo con él y al cerrar los ojos siento el aire, el polvo, las montañas, la horrible sordidez de esta casa, el rostro de Pedro Páramo en todos los espejos. Y continúo, sin saber por qué ni adónde."

sábado, 4 de noviembre de 2017

El pis

Me gustaría que fuera
arco iris sobre la raíz árida.

No la fuga,
no la canción del óxido.

Es un acto de amor
sobre la porcelana,
el alivio de los pájaros
de un único trino,
la dársena que se vuelve sombra
en el rectángulo de una parte
que ya no eres tú,
las gotas
eternamente libres
de la desobediencia.

Te acomodarás como una estatua
que fluye, el desborde amarillo
criará fantasmas o manantiales
que en un segundo cesan.

Tú y yo, baño amigo,
entretejemos la intimidad,
y nos duele la insolencia de la luz,
el ruido que las cisternas concitan
igual que un arpegio
o una despedida fugaz.

viernes, 3 de noviembre de 2017

El aullido del nonagenario

Esta piel ya no es la tuya.

Venció su holograma escarpado,
la insolencia del despertar reseco,
el estallido de un brote
entre las hojas acres del fémur.

Años sin memoria tras una luz perpetua,
gimnasia que no adivina en los espejos
la caries ni el rastro olímpico de un viaje
cuya eternidad supones.

Hasta la mejilla caída
o el círculo donde ahora reluce
este otoño que no creías vivo.

El lugar donde la grieta
es una verdad que agoniza
y aún no sabes cómo has llegado hasta aquí,
prisionero de esta lluvia que te empapa
con su raíz gastada y sus sombras azules,
el ataúd que ya todos ven alzarse
en las orillas de tu nombre.