martes, 29 de julio de 2014

Se trata de caminar

La gracia de las voces tenues,
las piernas como ramas de armonía,
las miradas conspicuas de la pubertad.

No es fácil convivir con los sueños
si el latido vaga
en rompeolas de efervescencia.

Yo sé que unos versos mutilan el horizonte
cuando los digo y no existe tu fiebre.

Yo sé que la penumbra viaja hacia el iris
cuando la luz llora mi dulzor.

Apuro el germen de la traición
porque mi candidez baila
como una muñeca rota.

Solo se trata de caminar,
si,
caminar
desde ti
hasta ti.

Igual que un robot de carne
o un fantoche de latón
cuyas vísceras tiemblan.


viernes, 25 de julio de 2014

La estación

El territorio de la luz me es ajeno.

Hay en las páginas blancas del verano
una desnudez interminable, un latir
de pieles sin rostro, un bronce desvaído
en la premura arcaica de los sexos.

Desde la fría invalidez de las habitaciones oscuras
la luz semeja un monstruo lánguido, un amante dulce
que embriaga los poros infaustos del deseo.

¿Qué verano es este que se dibuja en mi memoria
como un sortilegio de paisajes,
de dunas amarillas,
de bosques húmedos
sin ti?

En la umbría todo parece nocturnidad,
un aire sin forma calienta los zócalos
de mi casa.

Hoy el silencio es azul como un mar celeste.

lunes, 21 de julio de 2014

Vive el momento

Ejercer la química del lenguaje
para evitar la sombra.

El territorio se mira con otros ojos
porque hay llaves silenciosas que descubren
mundos de agua, pasos de luz nocturna
que desconocen la herida, abrazos intangibles
en los suburbios de la libertad.

Y la construcción del habla con sus naves amarillas,
y los juegos del éxtasis bajo cúmulos de carne,
y el témpano de la música que vuela en otro yo
sin raíz.

Tras los ambientes donde el humo es una piel rota
no quedan rastros de añoranza, tú elevas el cristal
vacío de la mudez, yo me doblo en mi canción infinita,
infinitamente lejana, sin oír mi latido.

No sé si somos edad,
si en los párpados caídos los buitres del deseo
mezclan su sangre hospitalaria, si hay un mañana
para quien desnuda el claror del presente.

Cuando las luces húmedas escriban en el aire tu nombre,
yo sabré que mi destino está aquí, que el tuyo será episodio
de espectros, gotas de tránsito bajo un haz sin memoria.




La noche húmeda



En mi pupila hay una canción de niebla.
La noche y el agua, lo que callas y es misterio,
dolor no florecido, estrategia de un párpado
sin azul. Brillan las horas en los escaparates
vacíos, mi voz susurra una verdad y tus labios
no responden.¿Son los pasos latitud de un mar
inane, isla inventada, autopista de un silencio
procaz? Otra vez la vigilia del alcohol como
un tributo o un sueño, otra vez la escritura
de un saxo, la ambigüedad de un rostro
que desnuda su costra, los países de flores
irisadas en las lenguas de plata, el mercurio
de un corazón que ya no espía su quietud.
Escucho el timbal de tus axilas, muy cerca,
como un triángulo que arde, como el sortilegio
que las lunas esconden en su vientre de marfil.
Debajo de tu falda roja hay caimanes de amor.

sábado, 19 de julio de 2014

Fragmentos de "La Náusea" de Jean Paul Sartre




"Algo comienza para terminar: la aventura no admite añadidos; sólo cobra sentido con su muerte. Hacia esta muerte, que acaso sea también la mía, me veo arrastrado irremisiblemente. Cada instante aparece para traer los siguientes. Me aferro a cada instante con toda el alma; sé que es único, irremplazable y, sin embargo, no movería un dedo para impedir su aniquilación. El último minuto que paso en brazos de una mujer conocida la antevíspera —minuto que amo apasionadamente, mujer que estoy a punto de amar— terminará, lo sé. Me inclino sobre cada segundo, trato de agotarlo; no dejo nada sin captar, sin fijar para siempre en mí, nada, ni la ternura fugitiva de esos hermosos ojos, y sin embargo, el minuto transcurre y no lo retengo; me gusta que pase. Y entonces de pronto algo se rompe. La aventura ha terminado, el tiempo recobra su blandura cotidiana. Ahora el fin y el comienzo son una sola cosa. Aceptaría revivirlo todo, en las mismas circunstancias. Pero una aventura no se empieza de nuevo ni se prolonga.ª


ªSi por lo menos pudiera dejar de pensar. Los pensamientos son lo más insulso que hay, más aún que la carne. Son una cosa que se estira interminablemente, y dejan un gusto raro. Y además, dentro de ellos están las palabras inconclusas, las frases esbozadas que retornan sin interrupción. Sigue, sigue y no termina nunca. Yo alimento esta especie de rumia dolorosa: existo."


"Las cosas se han desembarazado de su nombre. Están ahí, grotescas, obstinadas, y parece imbécil llamarlas: estoy en medio de las Cosas. Sólo son palabras, sin defensa. No exigen nada, no se imponen, están ahí."


"Aquel momento fue extraordinario. Yo estaba allí, inmóvil y helado, sumido en un éxtasis horrible. Pero en el seno mismo de ese éxtasis, acababa de aparecer algo nuevo: yo comprendía la Náusea, la poseía. A decir verdad, no me formulaba mis descubrimientos. Pero creo que ahora me sería fácil expresarlos con palabras. Lo esencial es la contingencia. Quiero decir que, por definición, la existencia no es la necesidad. Existir es estar ahí, simplemente: los existentes aparecen, se dejan encontrar, pero nunca es posible deducirlos. Creo que algunos han comprendido esto. Sólo que han intentado superar esta contingencia inventando un ser necesario y causa de sí mismo. Pero ningún ser necesario puede explicar la existencia; la contingencia no es una máscara, una apariencia que puede disiparse; es lo absoluto, y en consecuencia, la gratuidad perfecta. Todo es gratuito: ese jardín, esta ciudad, yo mismo. Cuando uno llega a comprenderlo, se le revuelve el estómago y todo empieza a flotar [...]; eso es la Náusea."

martes, 15 de julio de 2014

Tan extraño

Nadie es tan extraño como tú.

Ves como crece la razón más infantil
en rutinas incomprensibles, ves el orden
mecánico de los espectros, las caderas
familiares sin voz ni cercanía, las palabras
cuyo código revienta la luz que pasa.

Y escribes un nombre que nadie nombra
porque hay silencios que son de oro frío,
que son como un látigo transparente
que golpeara en la sed de un fauno.

Aprendiste a no ser pájaro entre los pájaros,
sólo, igual que un árbol de piedra en la infinitud
del camino, una hoja entre la nieve de abril,
un fruto de algas sin mar, una cruz inválida
que ya no se sostiene en pie.

Nadie es tan extraño como tú.

jueves, 10 de julio de 2014

Mujeres

Sucede así, de pronto,
que el sexo abre sus ventanas
y pone rostro a la luz.

La memoria guarda blusas listadas,
carpetas donde aún late el primer poema,
diálogos fugitivos que no encuentran su final,
faldas que quieren volar como unicornios azules.

Después llega el vacío de los trenes, la omnisciencia
de los paisajes solitarios, la humedad que busca
refugio en los labios efímeros.

Hay veces que la distancia es un don, su arquitectura
necesita la proclividad de los esqueletos, la sombra
de una piel que lloverá sobre los ojos púberes
dejando marcas de rubor, grietas de pasmo
en los ventrículos del deseo.

En otra ciudad la conocí, su perfil todavía amanece
en el silencio de las horas, su virtud selénica
me acompaña como un cántico de paz
o una abstracción o un regreso
a los paraísos táctiles, fugitivos.

Ninguna de ellas tiene nombre
o quizá su nombre
sea el misterio que da luz a los meteoros,
tan lejanas como un sueño no soñado.























lunes, 7 de julio de 2014

Envejecer

No es fácil envejecer sin ternura.
El corazón recita las palabras del adiós,
las manos calcifican su orgullo de palomas
alegres. La soledad nos cubre como un vicio
y ya no hay otra esperanza que el recuerdo.

jueves, 3 de julio de 2014

Exiliado

Al principio la soledad es solo un duende.

Su imaginario ser no habita los caparazones
de la muchedumbre ni conoce el libre juego
de los estetas.

Como en un río imperecedero
mis brazos innobles
mueven lentamente sus aspas,
se avían igual que descuidadas libélulas
sobre el fluido constante de un rumor cristalino.

Ríen los miembros cuando una voz imperiosa
maldice la virtud de los horizontes prohibidos,
cuando la visión de la isla es otra isla encendida,
cuando los párpados no hablan otro idioma que el frío.

Y sin embargo, hay letras de arrugado frenesí
y locuras que mienten bajo un sol sin héroes.

Desde aquí
veo la fauna agreste, la tierra calcinada,
los acantilados como rostros seculares
de un armazón perdido.

Mientras, son las palabras el refugio de la noche
-pareciera que un búho gris ululara en mi oído
la vieja canción de los marinos: el ron, el ron, el ron...-.

Habitante de mis dudas, callo como un muerto
que ha conocido al fin su paraíso.