Este mundo de ilusiones construido por manos
que se unen sin lucir oro en las falanges de sus dedos,
palabras de revolución en las tabernas
que llegan desde el sur al ártico,
indómitas como una ola de fervor universal,
el grito en las calles y la inocencia de una piel virgen
que se abraza a otra piel virgen
pues son jóvenes que solo idealizan los sueños,
torpes al enlazarse en las habitaciones de hotel,
en el asiento trasero de los autos,
veteranos de la utopía que unirá sus destinos
bajo el humo de las banderas,
en el fondo de un cajón papeles con consignas
que proclaman un futuro solidario, de obreros libres,
de paz fraternal, de igualdad y justicia, sin poderosos,
sin explotadores, sin plusvalías, sin la esclavitud del trabajo,
solo amor y armonía en un paraíso tan irreal como un unicornio feliz.
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