domingo, 30 de mayo de 2021

Los pájaros

Es un árbol que nació viejo, su enramada fósil
se pega a mi vientre como un molusco amante.
Crece y se adivina el alud de su voracidad, entonces
en el jardín del existir ves una nube negra, otra 
nube negra, un pozo negro, lo oscuro se enseñorea 
de la singladura perfecta de un reloj que es tu cuerpo,
febril, enceguecido. Quedaron atrás la viveza de la alegría,
los hombros al aire, las caderas libres, los pies indómitos
que pisan las horas con la salvaje pulsación del absurdo,
el sudor que reluce en la piel exhausta de los insomnes.
Hay un desafío que baila en mi pulmón, respiro una luz
tibia de atardecer, me pregunto si aún existen pájaros
en mí, y adónde volarán si un día muero.

viernes, 28 de mayo de 2021

Los mundos paralelos

Saldrás del espejo para convertir la nieve en añoranza.

Bordar la silueta en el alambre,
concebir un hueco en el nombre que eres,
sentir el susurro como un idioma voraz
que compartimos con ángeles que sudan,
con libertinos vientos que agitan tu falda.

Se levantó el deseo y flotó como una nube
en mapas perdidos, bajo los soles, la quietud,
el pámpano y la estrella, mil músculos sin fiebre,
las rodillas rozándose, las bocas húmedas
de sed inabarcable.

Te elegí-me elegiste- en un tren vacío,
vítores de luna en las estaciones,
una canción en los labios
que se desdobla para soñar juntos.

Y un verso en la mirada con adjetivos blancos que llegan a ti,
reina del color, noria de un arco iris perverso,
clavel en la curva de un cristal insomne.

¿Has visto cómo muere un segundo?

Se arroja al abismo con candidez,
sabiendo que su edad
es su mentira.

Me susurras que somos como un candil
que brilla en la tormenta con orgasmos invencibles
y rosas que se alzan en su catafalco de luz.

Yo sé que descubrimos
a la vez
un río, un horario,
un hogar de paredes grises,
el silencio donde nada el éxtasis de las panteras,
el rojo crespón que se clava en el invierno.

Y aunque quizá nunca estuviste aquí
yo conocí tu sombra
y, después, al hablar de la misma ciudad
un hilo de palabras
encendía el vínculo probable de una coincidencia sutil.

En los mundos inventados vivimos la realidad,
si yo digo lluvia, tú dices lluvia,
si yo digo espejo
me miras y te ves en mis ojos,
en tu vaso y el mío
el licor es un rombo,
un polígono por donde pasan, fugaces, las imágenes que no fuimos,
o que fuimos
al inventar juntos dos vidas en una.

miércoles, 26 de mayo de 2021

La rosa roja

Adivina quién no existe en tu rosa ciega.
El color son los colores que se difuminan
en tu voz, un pétalo en la lágrima como un navío
triste, el tallo es tu vientre seminal. La abeja y la luz,
cómplices del maduro pistilo que se insinúa. El sol
posa su sábana de ardor en el polen rubio, te abres
como un lecho húmedo, el rojo revive el mosaico
de la textura, tu espinar muerde en mi dedo corazón
-la sangre fluye-, ya somos un único color.

martes, 25 de mayo de 2021

Húndete

Una grieta tan honda como un surco sin voz,
ningún idioma conocido en la sima,
la lluvia de azufre,
los hongos de la luna creciendo como lámparas vegetales.

Quizá las alfombras vuelen sobre párpados viejos,
es posible un ojo grande en los vértices
con pestañas de púrpura inventada.

Si te miro en el cristal amanecen hojas sin color,
la raíz del viento no susurra, los adjetivos no articulan el sabor de las sílabas,
hay un caos diminuto en su vocación de hebras
que dibujan esquinas sin hambre.

Ampárame de la luz que ilumina mi cuerpo,
horóscopos de abril sin un sortilegio.

Las ciudades son cenizas de árboles caducos,
en mi vientre sudan narcisos que quieren espejos
donde el yo exista,
tócame,
huéleme,
óyeme,
aunque jamás parpadee mi nombre.

Habrá un lugar de hondos círculos,
laberinto de franjas azules y blancas,
deslízate hacia la llave del misterio,
gatos terribles maúllan,
lagartos viejos rompen a llorar en las crisálidas.

En el ombligo del espejo vive tu noche,
infíltrate, ataca con voracidad su silencio,
la geometría inventa suburbios,
callejones albinos, chimeneas que expulsan un humo inmortal,
en mi almanaque las rodillas se elevan
y un hombre nuevo atisba otra longitud,
un espacio onírico donde vivir en el lado de la sombra,
pues la aventura no es más que el trino insistente
de un pájaro ciego.







domingo, 23 de mayo de 2021

Fotografías

La gabardina heredada, lisa como la piel

que moja eternamente una nube de invierno.

Los jeans, azules de mar azul, los bolsillos raídos,

mis piernas que flotan con su sed de abrazo amante.

La chaqueta blanca de algodón blanco recibe la luz

sin el frío de los suburbios, cazadoras de apliques abruptos

con cremalleras que sufren el vaivén eterno de las estaciones.

Un abrigo que se murió pronto ante la desnudez infinita

de mi cuerpo. Así es la ropa que vestía en las fotografías

aquel joven que ha dejado de parecerse a mí.

 

sábado, 22 de mayo de 2021

Ha granizado aquí, amor

Tiene que llover dureza blanca.

Te has dormido y tu boca reconoce el plumaje
suave del almohadón, un perfume infantil
se acurruca en los rincones, el resol ha dejado
en la habitación una atmósfera virgen,
cálida como un beso.

Pero amenaza lluvia,
el gris ya no vive en el lirio de las nubes,
se acomoda en tu frente igual que un dragón de piedra,
con cúmulos fósiles,
la pesadez del tiempo anida en el coloquio de los días
hasta el frío exacto que desnudará tu álgebra.

Golpean mil malabares esféricos las cornisas,
granizo redondo que nos azota,
la piel cárdena es un mapa de volcanes recién nacidos,
sufre el aliento cuando me llamas
y es el sur un círculo de mariposas en el oasis de tu iris.

Suenan en los tejados los ruidos de la jauría,
automóviles cuyo párpado ártico no me habla,
caen uno tras otro,
jóvenes,
viejos,
aún niños,
la semilla del cristal húmedo no distingue la edad,
como no distingue el eclipse qué planetas se mutilan.

Ha granizado aquí, amor, hasta el silencio,
después quedará la pregunta del por qué,
salgamos afuera quizá el sol de noviembre nos responda.

viernes, 21 de mayo de 2021

Acompañado

Hay tantos otros sin un nombre.

El que ríe se pasea desnudo por las habitaciones,
busca el sol y llora si la lluvia viste de gris el día.

El que disfruta la juventud desconoce el rayo que el presente le regala,
su piel de tigre no se adivina en los espejos,
duda de sí,
lamentará no haber conocido el inútil gesto de la caza.

Quien duerme contigo yace mudo,
se acomoda a la huella de tu cuerpo,
el molde de la sábana le da vida,
le enmascara como a un vástago tímido.

La que eres tú
-sí porque la femineidad es un don y no la cruz del débil-
te da calor en las tardes de frío
cuando la madre es tan real
como una estrella en tu sien.

Hay otro yo que aún no ha nacido,
tiene ochenta años, y callará contigo.

jueves, 20 de mayo de 2021

Las golondrinas

 Habitaciones. ¿Sólo una o diez?


No, la que irradia voces,
amanecer, claridad,
ecos de fotografías inquietas,
paredes sonámbulas
como un historia que nunca termina.

Pero el niño cruza los dinteles,
observa que los cuadros no hayan crecido
ni tampoco ese resurgir de telarañas
que le maravilla
con su estrategia de amor.

Es el otoño,
lo sé porque el aire de la luz llega tibio
como si las alas de un duende eclipsaran
la melancolía de los armarios,
el fúnebre azul de los espejos.

Madre dice: “Ramón, las golondrinas han huido
hacia un país poblado de lágrimas,
dibujos en el cielo,
alambres en las cornisas”


Tú lo has entendido, madre:
“ya no sabremos dónde su locura amanece,
en qué tejados ambicionan su hogar
de flechas y nieve,
porqué no han querido ser nosotros
entre zócalos de siemprevivas,
entre los lirios que se han llevado
ignorantes de que el sur
es un círculo que envejece”.


Espero aquí y ya soy ventana,
cientos de miles de ausencias se oyen:
qué diferente resulta el grito que invade los boudoirs,
se refugia en la plata
o descansa como un gato infantil
en las alfombras heridas
que sueñan con los ojos de Sherezade.

Mis fantasmas

Como si habitarais en los espejos

os parecéis demasiado a mí.

 

Sois el insomnio de un baúl abierto,

huella en el ventanal donde habitó el silencio de mis días.

 

Sois la rama caída de un árbol en sazón,

vuestro existir es cálido como un mensaje

que se perpetúa en los relojes.

 

Me busco en vosotros porque fui álgebra de vuestro ser.

 

Yo no sé qué hacéis aquí,

quizá lloráis porque la carne y el deseo se han ido,

es posible que os alimentéis

de lo que no fuisteis

para recordarme que mi otro yo

se pasea por las habitaciones

como un dromedario cruza el desierto,

altivo y desnudo en un oasis de sombras.

 

miércoles, 19 de mayo de 2021

El vestido lunar

Salpica el agua su amor ingente.

Ciudad que existes sin mí,
ciudad sin aves en el cielo
ni plazas abiertas,
ciudad de escaparates dormidos y balcones sin dalias,
ciudad gris como un murmullo de claridad en la medianoche.

Nunca te oyes ni abres los brazos al día,
somos el laberinto que te puebla,
hormigas de infancia en los dinteles,
súcubos que buscan el sol en los escondrijos del alma.

Ciudad verde,
ciudad agua,
ciudad historia crepuscular de diócesis rebeldes,
catedral de musgo tu voz,
arcos y soportales que maldicen la lluvia,
jóvenes perdidos bajo tu caparazón de tortuga vieja.

Nos conocimos en un tren que silbaba argucias,
las lámparas amarillas en un rondo furtivo,
hachones del medievo que ensortijan tu virtud,
palabras que en el silencio se escriben con himnos de mariposas
y caen en los labios como un rocío azul.

En el bar los pronombres estallan sobre un mantel níveo,
quizá solo tú escuches el reloj que no late
o presientas oscuridad en la luz.

Mira como la gota lame el cristal,
afuera los relámpagos se ocultan,
el viento se calma y esta lluvia que baila insomne es la paz,
la consigna del beso húmedo
que arrastra con el carmín las horas perennes,
el vestido lunar con que el aguacero,
la piedra, los arcos y los soportales
la catedral y las palomas olvidadas,
nos cubrirán de ciudad 
esta noche
sin estrellas.








lunes, 17 de mayo de 2021

Las palabras

Dejemos que las palabras tengan alas,

a contraluz tu cuerpo es sinuoso

como una cordillera niña,

las manos en los bolsillos

y tu piel blanca que se sonroja sin querer.

 

Hoy no llueve, pero el gris insiste con su monotonía

de nubes arracimadas en un cielo copado y sin luz.

 

La habitación murmura un río

que lentamente crece

mientras hablamos como manantiales

que unen su caudal

bajo las sombras.

 

Sin la doblez esquiva todo está inmóvil,

los automóviles son esculturas,

las personas persiguen atajos fuera de sí,

en la lejanía de sus horarios.

 

Lo no dicho es más real que el acento

de la voz tan conocida,

los secretos vibran,

la subterránea inmanencia de la costumbre

habla para decirnos entre líneas cuanto sobrevive

en las palabras que se acortan

bajo la estrategia del ardid.

 

Háblame, si quieres, en la penumbra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tu vida de nieve

 Podrías haber estado en la memoria del eclipse,
en el viento alado, en la gota de lluvia que diluye mi voz,
en los mapas invertidos donde viaja mi doble,
en el rincón que me da sombra,
en los atardeceres rojos.

Estuviste en la incansable sed de una canción,
después de la música los corazones se agitan,
las palabras seducen al reloj porque ansían la lentitud del tiempo,
horóscopos perdidos dictan frases de néctar,
sílabas entrelazadas con rumores de amistad.

Vendrás a la cueva del verbo
donde se aman los delirios de los octubres raídos,
en mis rodillas los cisnes lloran como aves sin sol
en el secano de la duda.

Acompáñame con himnos sin palabras,
la piedra responde a tu voz,
las gárgolas escriben epitafios de luz,
la alegría crece en mis oídos,
en el vestido de flores que ocultas bajo la pelliza gris,
mientras el misterio de la madrugada ennegrece el camino
con faroles de azabache.

Dancemos entre las rosas mustias,
el aullido de la niebla apenas se oye,
en la iglesia la campana es un seno de metal,
ya solo queda el silencio como una página donde dibujar
la noche y su cintura proscrita.

Bebe conmigo la belleza muda del licor,
que naufrague el eco del silbido entre las ondas muertas del anís,
que sufra la hojarasca el pisar desnudo
de unos pies que vuelan como pájaros imberbes,
a menudo las manos se alían para encerrar un signo de futuro que se comparta,
indescifrable ambigüedad del compromiso.

Has vivido una vida de nieve, líquida y blanca como una lágrima de algodón,
descúbrete en un poema que habla de tu ausencia,
es un regalo imaginarte en los laberintos del sueño,
yo también quisiera una versión de ti inexistente
pero tan próxima, tan ideal
como dos anillos que se dan sombra sin saberse iguales.



domingo, 16 de mayo de 2021

Tu luz

Ladran los perros del día tu ausencia.

De noche es la luna quien envidia

tu luz de primavera. Al atardecer

soy yo el ladrido de los perros, una flor

en sombra.

viernes, 14 de mayo de 2021

Piel y huesos

 Deja que fluyan el aire
y la sangre roja.

Que la epidermis reciba toda la luz,
desnúdate con los poros abiertos
como flores de agua, nota el calor y el frío,
busca otro cuerpo que amolde
su perfil al tuyo,
no desprecies la lluvia
que cae hasta tus pies
para regar la raíz de tu vida.

Yérguete como un árbol feliz,
los huesos altivos sueldan
el edificio que eres,
permiten el movimiento de tus caderas,
tus pasos no existirían
sin la firmeza del calcio
y la forma entretejida que alza tu columna.

Como un cuerpo que transita sin rubor la noche
cuida el artificio que los demás ven,
pero no olvides los pilares
que sustentan tus días,
ellos son tu destino final.


El más allá del anciano creyente

 Tal vez no me salve, tal vez.

 

He tratado de ser justo sin ser juez,

ayudé lo que pude con palabras de aliento,

no di limosna porque quería que se alzara

la dignidad del pobre con el pan del trabajo.

 

A veces fui cobarde y me callé,

otras veces mentí por comodidad

o por temor, soy un hombre,

al fin y al cabo.

 

Tal vez no me salve, tal vez.

 

No herí a sabiendas,

no maté a nadie,

no abandoné a ningún ser querido,

busqué la honradez, pero la ola

de la corrupción es eterna.

 

Te quise con el corazón

aunque tú no me quisieras.

 

Tal vez me salve, tal vez.