martes, 28 de febrero de 2017

Todos los días se aprende a vivir

Así, desnudo en el presente
como una isla
que en su interior
no iluminara el pasado.

Luz en la luz virgen,
ojos que por fin han abierto sus párpados,
lenguaje que empieza a silabear
las pasiones cercanas,
la querencia y la multitud.

Y cada día un sol nuevo
y cada noche
la certidumbre de encontrar tras el silencio
los mapas del azar
en mis ingles viejas.

Abrázame como si no me conocieras,
mírame con los ojos del primer alud,
siente el tizón bravío
que refulge en mis horarios cansados,
en tu crepúsculo sin negrura.

Algo, alguien, te convertirá en horizonte,
una fértil arcadia
donde soñarán los pájaros alegres.

En este jardín la flor surge como una ilusión blanca
de la que tú y yo somos cáliz.

Sin memoria, sin la piel herida,
sin los recuerdos que mueren,
tan solo un árbol que olvida el misterio
de un ayer que es mañana, hoy, futuro,
la sombra de un arlequín
que nunca se hubiera visto en un espejo.

domingo, 26 de febrero de 2017

Los años pasados



Al principio un cuerpo es solo un signo.

Alas que viajan al futuro,
un desliz impronunciable.

Los primeros pasos viven en la luz
porque todos los espejos fantasean
y no hay huellas
ni estrategia
ni aludes que los nieguen.

La enfermedad brilla en la piel de un niño,
se desnuda como un ave veloz
que no existe aún en la memoria.

Yo soy el azafrán de los días,
a veces sol que ilumina los espacios que poblaré,
otras veces callado manantial
entre abruptos senderos de inquietud.

He huido como un faro más allá del resplandor,
lo supongo por el mercurio que bulle en mi fiebre
cuando recuerdo los paisajes perdidos,
la niebla boscosa de un roce.

Hoy y aquí
mi caricia se inhibe,
está cansada,
su abril murió en la perplejidad del invierno,
sus heridas no retornan a la astucia de las miradas
que se encuentran en la pregunta
o en la simetría volátil del color.

¡Qué frialdad de relojes
cuando su máxima es la aventura
de soñar vidas y ayer,
lluvia que jamás cesa
en su infantil gesto de añoranza!

Desde los años
un solo segundo grita como una madre
que llora el desdén infinito de no saberse luz,
prodigio que fluye,
madurez de la edad
en mí.

sábado, 25 de febrero de 2017

El pájaro


La sabiduría del pájaro vuela en círculos.
Dentro de mí el pájaro reconoce una prisión.
No hay límite en su locura, pues no encuentra
el surco redondo que soy. Quiere salir pero hace
tiempo que le he robado las alas. Ahora me sigue
como sombra a todas partes. Se ha vuelto humano,
como yo vive entre el azar, la duda y el horror.

Julio Cortázar recita su poema "Toco tu boca"

viernes, 24 de febrero de 2017

Las soledades compartidas


No hallarás un charco que te habite.

Ni el embrión ni la suerte de una familia dócil,
ni los párpados de los cristales
o el viento sur de la memoria
recordarán el brillo
de las voces en fuga.

Es como un faro el silencio roto
que arrastra las luces de los meses impertérritos
hacia el acuario donde vive la noche.

No hay virginidad
porque las huellas se hablan,
tu padre, tu madre,
silabean el tiempo
y en tu incógnita un resumen frío
penetra igual que una doctrina
o un himno nunca fértil.

Sí,
parece que hubieras doblado la apuesta
y en el cromosoma desconocido
una equis te poblara,
razón de vida,
igualdad de los prismas
que no sufren.

Aun siendo iguales hablamos distinto,
cuando tu presencia
es un sonido de arpegios y lunas
yo me doblo en el espejo que te palpa.

Después de los años
solo puede sobrevivir la dejadez,
la ilusión de compartir lo neutro,
una caracola muda
en la orilla de un mar sin nombre.

Entre las idas paralelas un eco nos divierte,
lo que digas tú, será lo que diga yo,
aunque suene a rojo aullido
o voz que clama el origen de la niebla,
un suburbio amable.

jueves, 23 de febrero de 2017

Los años

La mano cubre el tiempo.
Su paraguas es transparente,
en él vive una historia. Qué
dibujo yace en el azul. Qué
primavera se borra como lluvia.
Qué piel se disfraza hoy en ti,
para que tú no seas tú.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Tú fuiste mi vida nueva

Una vida nueva empieza sin querer,
entre vagas sombras
o días sin nombre.

Otra ciudad es tuya
con sus nubes escarlata,
piedra en la piedra los jeroglíficos del destino,
la armonía de unos pasos
que no invitan al silencio.

Yo busco lo que aún no soy
en las paredes albas de las calles oscuras.

Hay palomas que agitan los círculos
donde gime la infancia.

De pronto la luz bulle como una reliquia
porque descubro una voz en mí
e ilumino los rosarios que nadie bendijo.

Y allí estás tú,
con la estatura de los ángeles,
con la curva feliz de tu cuerpo álgido.

Una vida nueva es como un ajedrez
en el que se van ubicando las piezas
con el alma alegre de los arco iris.

En el centro de tu corazón
los gnomos te saludan
igual que divertidas marionetas,
en tus pómulos un rojo abstracto
se acalora con la presencia de mi sexo
que alza su flor ante ti.

Son las horas que ya no vivirás,
el silogismo de los bares y su infinita penumbra,
el olor ambiguo que la piel deja
en tu sonrisa callada.

Qué de ese ritmo de nalgas encendidas
o la costumbre de escribir en los cristales
el sortilegio incólume de un deseo.

domingo, 19 de febrero de 2017

Un día cualquiera

Un convite de voces habla sin querer. Tú y el ladrido
de ese perro nuestro, la sílaba y su mueca, el pronombre
que imagina ayeres perdidos, juegos que comulgan con la luz,
chistes o anécdotas que diluvian como labios. Hoy vendrá papá
con su mecánica sin flor, después caerá la cicatriz de un día
en la llaga azul de los cantos fríos. Él te verá y yo veré al fin
los ecos. El salón que a menudo miente, los dormitorios
como jaulas breves del cansancio. Y la cautividad
de las fechas dormidas con sus sonajeros tristes
de bienaventuranza y pájaros rotos. Aún recuerdo
los horarios que fingen un redoble en mis nalgas,
también el desliz o el abrazo de una lluvia cálida.
Todos son vagos trasluces que tejen su telaraña
en los huesos de la memoria, para existir en el rebumbio
de la dulzura o en el pánico que me nombra cuando
el pensamiento se desnuda y tan solo queda
el visaje amargo del adiós.

sábado, 18 de febrero de 2017

La memoria de piedra

Es difícil asumir que los abrazos mueren.

O que el beso escribe otro signo
y no retorna al sol.

Sin embargo,
tras la huella que ha sido una,
tras el suburbio de los cuerpos en éxtasis,
después de la meditación de las palabras
un grácil oasis persiste.

¿Será la desnudez de la noche
o los cánticos que irrumpen en la piel
como felices golondrinas
para no oír los silencios
que crecen entre nosotros?

Mi incógnita se desdobla en la tuya,
ambas existen porque nos miramos.

Ayer se durmió tu nube perdida,
el cansancio que vuela como un pájaro exhausto.

Son los copos de la edad que me vencen
o el azul sin regreso que apacigua el mar
cuando las olas dibujan una memoria de piedra
en la que habitamos como niños heridos
que ya no comprenden el lienzo que cubre la sima,
el resplandor alado de los misterios,
la voz innoble de las denuncias.

jueves, 16 de febrero de 2017

La súplica

No me basta tu imagen
cuando el aire te columpia.

No me basta el susurro que llega extraño
entre la claridad y los pronombres
que nunca dije.

Quisiera poblarte con las lámparas de la noche,
tú junto a mí o yo junto a ti,
en ese vagón de cristales
donde los licores tiemblan y las sonrisas se elevan
con sus alas de murciélago
hacia los prismas
que derrotan la luz.

Ven a mi orilla,
ven si tus rodillas pueden sucumbir
al espacio de los cometas,
al viaje y al adiós,
a la cúpula de un mar en invierno.

Se agitan volcanes y en los labios llora la duda,
yo te imploro que estés conmigo,
que la música sea unísono grito de bienvenida
mientras libamos el silencio
y entre los dos crece la planta de la felicidad.

No es una invitación hacia el devenir,
es tan solo el reflejo de una arcadia
que simpatiza contigo.

Si la respuesta finge un arrullo inanimado
olvida los prejuicios y entrégate a la verdad
que en tus tobillos crece.

Quizá en la dormida esencia de los años
nos encontremos con las ajadas pieles del sinsabor,
ejerce entonces tu encanto,
silabea esa palabra que nunca oí
aunque sea mentira
y los dos, como las heridas de un río,
no encontremos un delta
ni una mueca ni un coro
que nos salve.


martes, 14 de febrero de 2017

Un joven al que nadie recuerda



Es la palabra que escoge otro rumbo,
un ojo que mira más allá de la huella.
Cuando eres nadie regresas al ayer
y se abren ventanas donde ya no existes.
Si el ayer dibujó un jardín oscuro, en él nunca
vivió tu flor, si un pensamiento se instaló allí
como un barco insomne no fue en tu rostro ni
en tu memoria ni en tu alud perdido. Desde
siempre ha sido así, los juegos presintieron
el paso que no dabas, en las clases tu boca
se encogía sin ver la luz ni el asombro. En el amor
la equis de la duda, la margarita del azar describieron
un pétalo rojo en una piel desconocida. Si hoy le hablas
a la oscuridad, la respuesta fingirá una armonía inútil.
El desprecio te toca y tú sueñas con ser tú, quizá el azul
pueble de luces la verdad que fuiste y regale a las sombras
este olvido que huye de ti como un disfraz sin alma.

domingo, 12 de febrero de 2017

Eternamente niño



Me acompaña la lluvia inmóvil, porque aún soy niño
y quiero encender un sueño. La mano de la tata,
los miedos tras las puertas pobladas de voces
cuando los mayores hablan de sus cosas, quizá
de las roturas que los días engendraron en los párpados
alegres. Vendrá la profesora-niña con sus vocales azules
y me cantará los cuentos del invierno, a mí, que no sé
de las heridas ni quiero otro jardín que mi silencio.
¿Tú quién eres, caricia que rocía los lunares de mil
pasillos inacabados, tú que en los alfiles de tus dedos
dejas un polvo de cánticos sobre las paredes dormidas?
Jugaré con las historias del abuelo, un balón rodará
hasta las mejillas de mis años, querrá lamerme los pies
como un gato que amara la fugacidad de la noche. Nada
volverá como nada vuelve al nacimiento de una sonrisa,
solo mis huellas infantiles dibujan hoy el ocaso del tiempo
con sus flores sin aroma o sus fantasmas desnudos.

viernes, 10 de febrero de 2017

Las vivencias

En la cruz de los espacios cerrados
viven cien incógnitas
baldías.

Lo que yo digo,
lo que calla el aire,
una voz en los cristales,
la conciencia de ser tiempo
en los ojos de una araña que cuelga
son preguntas sin patria.

Allí estamos
con los pensamientos y las tareas,
con el ocio y la calígine,
con los sueños que nos acompañan
en las horas del dulzor.

Hablamos del hoy y del ayer,
de las anécdotas que muerden la luz
al vibrar los hombros de la melancolía.

También de las historias mínimas
que encendimos sin querer
al abrazar la niebla
nuestro río de paz.

¿Cuántos son los círculos, las llaves,
el éxtasis de conocer países
que nos abrieron su vientre
en los veranos más dulces?

Se mueren, se mueren los recuerdos febriles
y queda el mosaico de la vida hostil.

¡No claudiques, amor,
aunque el refugio sea de espinas
o la sombra nos amanezca sobre el rostro
o los tambores suenen a letanía
en las orillas de la quietud!

Siempre existirá una vivencia,
una llama, una cicatriz
que escriba sobre los días
su canción sempiterna
de ecos y puentes
junto al confín del olvido.

miércoles, 8 de febrero de 2017

Un día crecerás

A mi hijo

¿Cómo es la luz que no vive? Ramas antes
que árbol, la apariencia de una piel que se mira
dentro desde la niñez fósil. No crecerás virgen porque
el destino es un tallo que se quiebra, quizá el viento
te enseñe a caminar entre las sombras. Quizá el aullido
sea un ropaje que te cubra para siempre. Algún día
los cometas caerán sobre ti como magnolias dulces,
será el tiempo de la madurez, la fruta que aún no
has comido. Que suene mi voz en la conciencia
que te llama, que los ejércitos de la verdad pueblen
el azul que ocultas. Al fin son globos en el aire
los ecos del día y no habrá futuro para ti hasta
que escuches al sol deletrear tu nombre.

domingo, 5 de febrero de 2017

Lo que no sé decir

Se fue el pájaro. En su pico la palabra
que nunca dije. Así el poema cuando
se mira dentro y no enciende un sol.
¿Dónde está el pájaro de la verdad
que huye? Tal vez en el silencio
o en otra palabra, pero qué palabra.

De niño a hombre

En mis piernas de alambre vive un sueño.

Son gárgolas de septiembre
que esperan el agua de la vida.

Así yo, espectro que transcurre
como aire en un viaje
me acomodo a la historia que vendrá,
inconsciente de la aurora
que sobrevive a los pies de barro,
a esos hierros que la herencia quiere imponer
desde su trono.

No hay esponja más débil
que el terror en las pupilas de un niño
cuando un caudal aparece con máscaras y voces
a cubrir la singladura que nace.

Desde una habitación que se abraza a mí,
mientras las palomas estrechan el espacio de los alféizares
y una música que se repite atraviesa mi piel,
llora en mis pensamientos y ya no vuelve,
después de saberme isla y virtud, silencio,
soledad en los ojos indiscretos del futuro,
yo afirmo que mi estatura crece
hacia la imagen de otra imagen
tras la edad que brotará
en apenas dos minutos de tiempo.

Piedras infinitas que son mías,
la simbología ya no duda en mi piel virgen,
preguntaré a los que se van por la semilla del fulgor,
¡qué sed la de aquellos días,
rotos por la secuencia del amparo y la ilusión,
bendecidos por el carmín que me dejaste entrever
cuando tu labio ya era noche!









La humedad



Antes del agua yo era tiempo.
Tiempo que surca los entresijos
de una voz, un suburbio, un juego.
Después la lluvia en mí como un fruto
líquido, después tú como una palabra
muerta. Al regreso la música del agua llora
la caída. Nubes que llevan en su seno
lágrimas de luz, hasta el origen que cubrirá
la piel que nos bendice igual que un cáliz vivo
o un río yerto.

sábado, 4 de febrero de 2017

Resumen

Alguien regresa al centro que ha perdido.
Una vez hubo una historia de brazos largos
y laberintos ciegos. No existía el nombre
ni la razón, ni tampoco la fidelidad del destino.
Llovían horas y voces sin querer. Habitaba
su halo el frágil crepúsculo del hogar. Líneas
finas tejidas por la araña de la costumbre.
Todo próximo al diapasón, todo ajeno a la curva
rota, al final del equilibrio. Un atisbo de vejez
escribe estos versos inútiles.¿Hay acaso la menor
duda?

jueves, 2 de febrero de 2017

Tu imagen

Dos o tres curvas en el albor del silencio.
Un pecho que cubre la metamorfosis
del labio. Mi inquietud cuando no soy
y te busco. Palomas sobre ti, espejos
que te abrazan, caleidoscopios difusos
que fingen tu cuerpo. El perfil de una
estatua que llora la simpleza del éxtasis.
Cualquier símbolo que azulee la aurora.
Solo tú si vienes como ángel o luz.