domingo, 31 de agosto de 2014

Los recuerdos



Extraña palabra es atrás. Viento sin nombre,
lucidez infausta. Extraños son los ritos
de la memoria cuando aparecen como
piedra inmóvil y tenaz. Extraña la quietud
de la vida, la conciencia del instante perdido.
Extraños los caminos que se desandan
como círculo de heridas, geometría fiel
de los hechos frágiles en burbujas de edén.
Y esa ración de felicidad no reconocida
que vuelve del ayer como un pálpito
y nos moja la risa con besos de niebla.
Extraño es el recuerdo que no vive su
éxtasis de ausencia con guirnaldas de paz
o dolor incólume. Extraño soy yo que
me desdoblo como un sueño entre
el hoy y la nada, entre tú y el mito.

sábado, 30 de agosto de 2014

Los viajes

Te golpea el rostro impreciso del mundo.

Lejos de los días contados,
en un espacio que multiplica el color,
los cuerpos desnudan su razón,
la agitan como banderas silenciosas
contra el imperio de una luz ya envejecida
y nos dan la bendición del misterio,
la gloria inaccesible de las noches perpetuas
en un rincón de paz y éxtasis.

Cada viaje nos entrega su sed,
su cálido himno de historias recordadas,
el blasón de una herencia que se sabe inmortal,
el círculo que repite su canción
en los relojes altivos de la apariencia.

Y no hay miedo
porque los laberintos jamás escriben su verdad
y somos nosotros los que inventamos la luz y la armonía,
la pasión de la piedra y el ruido infantil de los cauces,
la ambigüedad de las miradas que no reconocen tus pasos,
mi extrañeza cuando presiento la magia inexistente
de lugares que son mito del ayer.

Y es que nada se parece al recuerdo vivido,
ni la sombra de los puentes
que quisiera dar eco a la palabra,
ser confín de aventuras,
regreso a la raíz presentida del tránsito.

De nuevo la ciudad extranjera crece como un espejismo intacto,
después será la memoria el hilo que entrelace
la plenitud del hoy, para siempre,
para nunca más ser otra cosa que el hoy.

jueves, 28 de agosto de 2014

La despedida

Algo te llevas que no es tangible,
la sensación de una pisada,
el tránsito insustancial de un día cualquiera,
los edificios y las estatuas
que siempre estarán allí.

Algo dejas en el alma de la ciudad,
quizá el color que vive en ti
o los hilos de la memoria tendidos en su luz.

Si se ha regresado, si se vive el retorno,
entonces la ciudad es la misma,
detenida en el tiempo como un árbol de piedra.

Si en un vaso de melancolía derramas
la pesadumbre de saberte ido,
no encontrarás ese incendio infantil
donde la belleza y la historia se cruzan
en la fugacidad de un instante.

Vivir es reconocerse en lo perpetuo
igual que si fueras
una sombra herida.













miércoles, 27 de agosto de 2014

El espíritu de la colmena

Palabras

Atrás quedó el tapiz de los sueños,
las risas inconcebibles de la libertad.
Mira a tu alrededor, inhala el blancor
de las páginas, la caverna hospitalaria
donde el frenesí fue misterio, hipótesis
de alud en paredes sin escribir, palabras
que han volado como farolillos de humo,
y ya son sangre, vestigio de lucidez
en la serenidad de los años.

domingo, 24 de agosto de 2014

La vista



En la plaza el agua es un símbolo roto.

Busco la lejanía, ese lugar donde el espacio
sea simple y la mirada construya
paisajes de niebla.

Desde lo alto, la cabellera de los tejados asombra
y es un artificio su color sin mácula.

Reconocer el éxtasis, la lámina del mar,
el puente que se adivina
como un hilo malva en el horizonte,
la quietud de las fachadas somnolientas
bajo la claridad de agosto.

Hay una paz sin dueño
que dibujan las gaviotas con su volar ausente,
hay ausencia en las límpidas terrazas,
hay aviones que sucumben a la espesura
del brillo y no regresan.

Me gustaría ser aire o ser luz,
tiempo que se arroja como un deseo sin patria.

Y después, no existir.

sábado, 23 de agosto de 2014

La decadencia



Buscar otra luz en la memoria.

Recobrar el hito de la palabra en los códigos comunes,
en la sangre compartida.

Hay un dibujo de geometrías impares
tras la resurrección de un sueño.

Nuestra virtud son los ojos heridos
por la fatalidad de saberse mapa de piel,
experiencias rotas.

En esta comunión de mar y piedra
las dudas cobijan rostros infantiles,
corazas y robustos vientres de majestuosidad
en el color encendido de los tejados,
palomas de escueta languidez
que huyen de su astucia como piratas ciegos.

No se puede adivinar la cicatriz de un imperio
bajo esta luz incómoda,
dentro de este murmullo sin labios.

Quisiera que un pedazo de recuerdo navegara
entre la incesante exactitud de los tranvías
como un alma incomprendida por el ayer,
como un pétalo roído por su noche ínfima.

Hoy siento, aquí, la soledad de los misterios
que naufragan tras los quejidos ausentes de la gloria.













jueves, 21 de agosto de 2014

El ayer

Lo que mira tu ojo no es lo que ve,
lo que mira tu ojo es una noche sin frío,
una añoranza, un cálido espejo
sin sombra, la irrealidad.

jueves, 14 de agosto de 2014

Tan simple como sobrevivir

No sé,
es posible que un error
no sea más que una opción inacabada.

Días sin maquillaje, limpios como la desmesura,
días que se muestran al día igual que féretros blancos,
días inquietos que van de la luz a la luz
con su volar ambiguo.

Ya no es hoy el territorio de la añoranza,
pesa la magia de un fluir insondable
mientras las horas y su astucia
recorren la procesión de una fingida virtud.

¿Qué es lo que ha sido espejismo
en la luminosidad de las vivencias álgidas,
qué la primavera de una flor sin nombre
en el jardín de los espacios espurios?

No siento la derrota en mis manos,
el río fluye como cristal de agua
en cauces sombríos
y se roza el final
que ya es linea de mansedumbre;
planos en que el mar amanece en quietud,
valles y honduras,
claridad roja
en los pasos sin atlas,
soliloquio que hereda las frases del perdón
en la orilla gris del futuro.

¿Dónde está mi sombra,
mi oración,
mis sueños de candil,
el éxtasis de un reloj alegre,
los iris de tu verdad insólita?

Me miro para ver lo que no soy,
me miro en el silencio
como un ave de ardor
mancillada.

Sobrevivir no es otra cosa
que aprender a quererse.




domingo, 10 de agosto de 2014

El futuro



El tren anuncia las cavidades del frío.

Sentir así la soledad
como un párpado transparente,
los pasos solo reflejan la historia cansada
de un equipaje sin nombre, la exactitud
que magnifica los relojes
en progresivos segundos de añoranza.

Como un anticipo de la luz
el desorden de los cristales crea nubes de blancor
que habitan la piel pasajera.

Yo sé que la palabra es un artificio
que pone alas de ilusión en los días breves,
en la cicatriz cuya ternura brilla
en los espejos de un diálogo proscrito,
en la sed de una amistad
que llora sus penúltimos naufragios.

¿Y dónde la perversidad del carmín,
los ojos oscuros de un cuerpo ingrávido
que ya no duele?

Otra vida llegará
con los perfiles de un mar amigo,
otras imágenes dibujarán playas negras,
acantilados que sueñen un rostro sin pájaros,
voces que cautiven los misterios de una isla cálida.

Tal vez sea posible un sueño blanco,
un labio que despierte mi fe,
un aire clandestino que me ampare.

Hoy es otra la luz, otro el desliz
que viste mi ausencia,
otra la claridad que huye.

Siento como crecen en mí
las ramas insomnes del futuro.

jueves, 7 de agosto de 2014

La opacidad

Atrás queda la despedida de los trenes,
el insomnio del mar en el azul. La ciudad
se adivina blanca como un niño perdido,
su rumor es el de los enjambres sin paz,
su lengua un reflejo de piel en un cristal
oscuro. Mi razón descubre el porvenir
de los otros, como si la imaginación fuera
un código heredado de insalvable delirio,
una tos que arma las palabras con el artificio
de las verdades múltiples.¿Qué espero de esta
claridad sucia si ya no hay soliloquios en mi
noche? Tal vez el grito o este clamor de locura
que me empapa como un barniz sin vida,
como un torrente seco que ignora su luz.

viernes, 1 de agosto de 2014

Te pienso

Quisiera habitar el silencio tuyo.

Es mi hogar un hondo espejo que sufre,
sus paredes llevan en sí la escritura de un paso azul,
las dulces incógnitas del ayer.

Si tú vieras este pedazo de luz,
el bisel que dibuja un rostro en la noche álgida,
lo que los objetos claman(la sensatez de un niño,
lo ajeno que ensombrece la raíz de la memoria,
la huella de un diminuto canto en la madrugada
rota, las rodillas sin piel que pesan como cicatrices
de horror) tras la voz difusa que se aleja en trenes perdidos
como un hedor o un frío desliz.

Si tú adivinaras la armonía de un corazón sin lucha,
si acaso en los sueños que no tienes
una geografía sin mapas nos escondiera el mar,
la virtud, el loco amanecer imprevisto;
quizá los párpados de la ciudad,
su territorio lánguido, serían eco de vidas
en nuestra vida blanca o latitud de éxtasis
en las flores de tu pelo,
ambigüedad sin relojes
ni futuro
ni ocasos.

Ya sé que lo posible es una faz sin perfil
y que no hay espejismos de carne,
mudez de lenguas que tejen
una red en los ojos intactos de la senectud.

Te pienso en mi hogar,
peregrina,
con el vestido albo
de los mil nombres que callan tu ausencia,
tan lejos, tan no ser,
tan tú,
tan otras en ti.