Ellos niegan lo estático,
no son pilar de audiencia,
ni raíz anclada
ni roca sin pájaros,
ni cruz inmóvil,
ni hogar eterno.
Son el ritmo libre del ciempiés,
la voluntad que hiende el aire
con la lejanía acercándose
como una bandera de paz.
Por si solos no son nada,
juntos son el camino
por el que circula
tu vida.
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