Hinca la rosa en el vientre del búcaro su mutilada raíz,
erguida la flor como un mástil púrpura en la tez matinal,
con la seda de sus pétalos y la firme corola, con el espinar
que recorre la piel de su talle para que en tu índice amoroso
nazca el carmín que secretamente acercarás a los labios;
capullo de primavera fugaz, se aja y sufre la desventura
del tiempo; en la brevedad de su ser está la razón de su existir.
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