Crucificado por la luz, diamante desnudo
que muestras el coral de tu líquido fugaz,
en tu piel dura mis huellas son un rastro de amor,
acerco mi boca sedienta a la orilla pulida de tu pozo,
en él la savia incolora del agua o el vino carmesí
son una flor que beben los labios, sin saciar su caudal
mi sed aunque día tras día derrame sobre mí sus pétalos.
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