viernes, 21 de febrero de 2025

La llovizna

 

Oh! agua clara y tenaz como un ruido que trastorna suavemente

los silencios de la noche, en ti hay lágrimas corales que caen del cenit

sin estrellas entre la negrura y el frío tenue de un amanecer de invierno,

llovizna vieja que bajo la luz sin alma de un farol lanzas tus alfiles

al sueño de la penumbra, transparencia de abalorios en el alféizar

donde el brillo sin color de la madera resplandece atenuado

por la templanza de una lluvia que posa su débil manantial

sobre el vidrio desnudo de mi habitación vacía, lento el arpegio

que vaga en alud y atraviesa con su oleaje rumoroso la inicua

densidad del aire, en mi piel no es sudor el hilo que se desliza

en surco y traza meandros casi invisibles por el territorio renegrido

de mi tez, en el telón de mis párpados la lluvia nunca va a morir.

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