Traspasa la lluvia el sol de la melancolía con su cinta de agua
rompiéndose en gotas de paz, voy de ti a mí con la flor
y el témpano en el invierno de mi juventud, voy al atrio
y al pedestal, del mundo imberbe de la infancia al confín
de la desnudez como un río perezoso que prorrumpe
en catarata bajo el cielo gris de una ciudad en sombra;
y es de lágrima y rocío el dédalo por donde el hilo del azar
me lleva a tu cubil, a tu jardín de redes azules, al lienzo
de la lluvia que cae sin el dibujo de tu perfil en la urdimbre
multicolor de un arco iris apócrifo, derramas estrellas
en el atardecer de mis ojos que no iluminan el cristal
donde tus rizos de agua son de mercurio y plata.