miércoles, 4 de diciembre de 2024

El lienzo de la lluvia

Traspasa la lluvia el sol de la melancolía con su cinta de agua

rompiéndose en gotas de paz, voy de ti a mí con la flor

y el témpano en el invierno de mi juventud, voy al atrio

y al pedestal, del mundo imberbe de la infancia al confín

de la desnudez como un río perezoso que prorrumpe

en catarata bajo el cielo gris de una ciudad en sombra;

y es de lágrima y rocío el dédalo por donde el hilo del azar

me lleva a tu cubil, a tu jardín de redes azules, al lienzo

de la lluvia que cae sin el dibujo de tu perfil en la urdimbre

multicolor de un arco iris apócrifo, derramas estrellas

en el atardecer de mis ojos que no iluminan el cristal

donde tus rizos de agua son de mercurio y plata.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Lo efímero

Sin historia el paso del ángel por el dintel abierto de mis ojos,

murmullo del aire y de la luz caída, palabras que mojan

los silencios como lluvia fértil en el vientre de la nube

mas árida, un vapor, una rosa en el cáliz de los labios,

un círculo que anuncia el abrazo de la ceniza, la voz

sin el eco de un nombre, el vago ejército de los días

que dejan en los rostros cicatrices de nieve, agua

que fluye por el manantial inhóspito de las horas

como lágrima de niña núbil, como viento de azar.

domingo, 1 de diciembre de 2024

El último baile

En coro de pífanos la gloria del baile,

allí tú en vergel de recamado traje alientas el dulzor,

la fina esmeralda en el cuello, joya de luz bajo la firme cenefa del rayo,

arqueas tu frágil navío de perlas blancas, el lunar en la faz es faro fiel,

te visten el perfume y la rosa del cutis, buscas la máscara arrebolada

que ilumine la noche de tus mejillas con seda y organdí,

ceñido el tul ante la juventud del pecho,

hombros de desnudez arcaica, promontorios de nieve bruñida

por el resplandor de las hachas, el velón y el espejo

donde el refajo contrae la sed del vientre y el carmesí de las costuras,

un amarillo procaz enciende el azufre del ribete,

tus pies en palio de esbelto cardumen, de cristal y luminaria,

danzas en minué, en rigodón, en vals azul por los salones en círculo,

con la risa del ángel y los párpados de la diosa,

sin el abanico floreado ni la cofia como cresta de ruiseñor,

amante el concertista de tu perfil rojo en los espejos, las lágrimas de la araña

lloran de éxtasis al sentir el arpegio anhelante de tu cuerpo,

en tu fluir de golondrina el azar, en tu peluca tiznada por el alhelí blanco el fulgor,

sillas de falso satén, el boudoir y la cómoda de haya, los zócalos de mayólica,

el mármol gris del piso y los cortinajes amparándote

al salir como un trasluz donde nada el eco que deja tu ausencia

en la ola impar del último baile.