Aparecieron de madrugada
como pájaros que migran
al corazón de los sueños.
Este para ti, Manuel,
aquel para ti, Rosa.
Y el asombro,
la maravilla,
la ilusa fe del niño
como si cada juguete fuera un ángel
que iluminara por un momento
el jardín sin sombra
de su alegría.
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