Soñé con el tigre que anidaba en mis manos
y fui sombra antes que luz, desembocadura de río
antes que manantial, ascua antes que fuego.
Junté palabras en la mudez de los labios
y no les di voz, ni sentido, ni orden.
Tan seguro, con la terquedad que la infancia sembró
en mi espíritu volátil, pisé en el vacío
las rosas azules que solo yo dibujé
con mi torpe trazo de niño.
Llegó el sol para morir en la palidez de mi luna
entre suspiros que negaban la razón de su querencia.
Quería oro y recibí el metal inane que imita su color.
No hay comentarios:
Publicar un comentario