viernes, 19 de diciembre de 2025

El desencanto

 

Como una cicatriz insomne el acre sabor permanece,

tal vez cada arruga finge ser el dibujo de un niño

en las paredes del tiempo, cumplí con el reloj

que indicaba el signo de un norte que no era mío,

en la ausencia del otro escuché fluir su sangre

y no le di curso por las raíces de mi memoria.

Si me entregué al rubor que puebla las mejillas

de azar, si mi navío zozobró tantas veces lo debí

al ensueño que dirigía mis pasos cuando la juventud

gritaba soliloquios de amor y niebla, y vi rosas

en el corazón de la noche, vi en los espejos a la luna

vestirse de novia, vi la corona de la nieve resplandecer

en mis ojos de infancia; y en la lejanía los pétalos

de una lágrima sobre la piel ajada de un anciano

que hizo balance de su vida para descubrir

que no cumplió ninguno de sus sueños.


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