Desde el lloro que no articula la palabra que aún es semilla
se descubren los sentidos al mundo.
Y es de júbilo el reír sin la losa que en el horizonte
escribe el legado de lo que deja un fósil
que ya solo late en la memoria.
Y se aprende del mar la universal canción de la vida,
del cielo que el sol cumple un ciclo de luz en la cicatriz
que va dejando la hilatura del ser.
Del roce que despierta los sentidos a la fragilidad del existir
un arpegio multicolor de arco iris en la telaraña
sin las rosas del hastío
cubriendo el jardín que nace a un alba virgen.
Y de pronto escuchas la música que en tu corazón alegre
es un crisol de paz que fluye por las venas de la juventud
como un aullido de lobos en el bosque de tu ansia.
Ves lo invisible cuando la mirada cruza los misterios del porvenir
con el fuego vital que se adentra bajo los círculos del azar.
Y al fin te cubre de luz la aurora que en tu corazón resplandece
como un ascua que no ha conocido aún el hostil mensaje de la edad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario