Del cabo o punta la ilusión de volar, sin embargo el vínculo
fuerza ese cruzarse sin adioses por los invisibles caminos del aire,
en su núcleo la fuerte trabazón que anilla la piel del esparto
con la promesa de fidelidad al unir dos delirios que coinciden
en no reconocerse como pájaros; dibujos o símbolos en la sabia
herencia que entre los dedos fluye hasta que en la doblez
de los ojales la forma definitiva instaura una función, tal vez
de lazo que sostiene dos alas que nunca quisieron separar
su horizonte con la distancia que se propuso ser lejanía;
en su fiel designio no hay amor, una rosa múltiple, una flor
de pétalos de cáñamo es su estandarte, y desde la tenaz
sujeción solo un grito mudo responde a la hilatura libre
que fue demanda de un sueño: estoy aquí para que el abrazo
que te doy sea tu más constante y ejemplar compañía.