Así, vencidas por el fuego, en extinto acto de amor,
irisadas por la luz, con vuestra tez negra de piel volátil,
sin mostrar textura, danzáis por las colinas del aire
como átomos de infinitud; antes fuisteis materia,
cuerpo, densidad, papeles destruidos que ocultaban
mensajes sin voz, madera que calentó mis noches
de invierno, paja y broza, astilla de puntal, árbol vivo,
que al morir, encendió con su luz mi hogar oscuro.
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