viernes, 3 de enero de 2025

Balada de otoño

 

Lanzas al vuelo desde el ramaje la alegría de las hojas caducas,

desnudez fantasmal con hilos de niebla en las cornisas del aire,

canto del ruiseñor como eco que seduce al trino del colibrí,

en la humedad que envuelve el cáliz del bosque, al bies

de la hojarasca, un rosario en círculo de hermafroditas

babosas, y en las cortezas el liquen amante, un hongo

esbelto de sedoso tacto, aroma de la profunda edad

esmaltada por el ocre y el púrpura que han encendido

el verdor del adolescente tallo, cautividad del musgo

en las rocas que el rocío convierte en sedimento líquido,

la perdida canción de mi ser tras la lejanía de la urbe,

en el manantial la belleza del cérvido bajo el claroscuro

de la enramada, silencio o coro que el viento arremolina

con ulular de sombras, con la hiedra mágica en el corazón

más húmedo de la espesura, hogar del ángel celeste,

vereda que circunvala el dorado tapiz del humus,

angosta como un hilo de claridad, río que llega a mí

con el susurro del alba, pájaros que beben en la luna

del agua su nombre de ídolo libre, caen en ardid de lluvia

las rosas del misterio, le rezo a un dios con voz de árbol,

soy lobo que no halla en la cicatriz de la inocencia

la respuesta a las preguntas de la luz.

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