Ya se ha ido sin que sepa su nombre.
Me poseyó antes de abandonar
la isla que es mi cuerpo.
Al unirse a otros surge un río donde el pasado,
el presente y el futuro forman un solo cauce.
Queda de ellos una sensación de ausencia
y, en algún caso, la herida no cerrada
o el brillo de un resplandor
que da luz a la memoria.
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