viernes, 21 de noviembre de 2025

Quemadura

 

En el mar de mi piel el ojo negro del dolor,

cuál el origen si no había otra luz que la de un sol

de verano; llegó el áspid con el silbido innoble del azar,

llegó la nube de sulfuro que asoló la epidermis

del inocente, vino la llamarada como una nieve

de incandescencia a morir en el suave manto

de mi cuerpo, y no fue mi desnudez quien le abrió

las puertas a la herida que hizo de mí su refugio;

ahora es la quemazón un ascua voraz que dibujó en mi piel

el perfil de una cicatriz a la que ya considero mi única patria.



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