Energía gratis para las nubes.
Mano invisible que arremolina las hojas caídas del otoño.
Ese papel de periódico que rueda por la plaza
como un niño perdido.
Las faldas que se elevan solas mientras las chicas ríen.
Un látigo feroz el tronco esbelto de los árboles.
Y con la lluvia un festín de giros
que toma por la cintura los paraguas
y les da la vuelta
como si de un baile salvaje
-y destructor-
se tratara.

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