Te recorre lo que vibra, una aguja que penetra
el corazón triste, y ves un espejo morir bajo
la falsa pared del silencio; ayer pájaros por el cielo
de la tranquilidad, hoy un racimo de uvas negras
crece desde la raíz del dolor como un abril oscuro
en el azul de tus ojos; y mana la redonda lágrima
y cae por el pómulo igual que un niño por el tobogán
del miedo y ya no sabes cómo parar ese llanto
cruel que un día sin paz te regaló la desdicha.
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