domingo, 30 de noviembre de 2025

Soy especie

 

Sabré que era pluma cuando el aire diga mi nombre

entre voces sin origen.


Puedo entender al río de novísimas moléculas

que ejercen su tiránica fe en remolino o en cascada,

tal vez armoniosas bajo un fluido lento de eternidad.


Y soy atril de palabras no mías, en un coro que suena engañosamente único.


Quisiera un mástil en mi barco, rotundo, noble con su velamen

que ante el viento no claudica.


O ser el estallido de la flor, una flor-roca que nunca conociera

la solidaridad del perfume, el racimo o la jactancia de hermandades

que en el jardín del tiempo se unen para testificar la armonía

de una misión común.


Pero, ¿y abril y los puentes rotos?, ¿dónde el fugitivo,

el apátrida que buscó un sello de identidad en los mapas de la luna?


Acaso fui alguna vez soliloquio entre la marea

si jamás supe del grito ante el silencio atroz de los pájaros.


Si solo en el ardid o el misterio, en la mentira que tapa las raíces

que extienden su mar por todas las esquinas

donde se dibuja la ingenua faz del individuo

hallé el rostro infantil de mi sombra.


Si mi latido sonaba a eco entre los corazones sin autor de los enjambres,

si en mis huellas no nacía ningún árbol en soledad.


Si volví a los surcos de la memoria solo para descubrir

que soy herencia de un crisol que en su núcleo no dejó más rastro

que el que deja el agua en el invisible tamiz del olvido.


Así es como con la luz fugitiva que ahora muere en la piel de los hombres

doy razón de mi paso sin dejar cicatriz, ni en la voz del recuerdo

ni en los ojos que ya no consiguen ver el perfil desnudo 

que desvela mi auténtica estatura.









sábado, 29 de noviembre de 2025

Con cautela

 

Porque no ignoras los pasos que llevan un día al sur

y otro día al norte, porque has aprendido que antes

de un pie va el otro, porque todo lo que ocurre

ya ocurrió y volverá a ocurrir, inevitablemente,

porque detrás de la luz hay sombra y detrás de lo real

hay sueños, porque el error es tan natural como el amanecer

o el ocaso; sé lo que intuyes que vendrá y no lo

que llega de improviso, si aún necesitas decidirte.


jueves, 27 de noviembre de 2025

Otoño

 

Sigue un orden como cortina dorada que asoma

a la luz cuando ya la luz ha perdido su imperial

esplendor, y a los calendarios llegan las cigüeñas

con el frío de los amaneceres y a las calles el velo

que anuncia la humedad prematura que cubrirá

de flores de escarcha los jardines, y a mi ocaso

llega el ocaso de un sol desnudo de vida que pierde

su raíz como las hojas pierden el vínculo que las une

a la savia de un árbol longevo, y en el humus de la tierra,

en los arco iris donde hay un río de color, en la desnudez

de los días que ya no son un éxtasis de luz, en la lluvia

que vuelve como un pájaro feliz al nido de su cielo

la dura voz del otoño nos reclama ya señorío.


miércoles, 26 de noviembre de 2025

Ser joven

 

Imaginó al pájaro que atraviesa el tapiz de las nubes,

con los ojos abiertos a la noche, con la corriente fría

que viaja por los vértices de la luz, con la isla distante

y un mar de cirros en calma, con la aventura por vivir,

con la fe del pájaro que migra porque no ha visto aún la isla

de los sueños, y sin ella de nada sirve tener las alas de un pájaro.


martes, 25 de noviembre de 2025

Cada noche persigo al fantasma que fuiste

 

Has convidado al solsticio, a la sangre del poeta,

al dios que elucubra, a tu rosa azul en el alfeizar.


Es un abril místico con el canto fúnebre del pájaro,

en qué papel escribiste líneas de nieve que se hacían largas

como disparos interminables en ráfagas de luz.


El tesoro llegó con el carámbano, con el frío de un hielo traslúcido

bajo los dinteles, me decías de la luna como si en tu rostro

la perla luminosa encendiera burbujas de champán

con la alegría de sabernos misión.


¿Cuándo la palabra mecida por el aire múltiple de las voces

hizo de mí una flor de amistad?


Porque era agua, porque había en ti risas de murciélago,

porque con el ojal desnudo de tu blusa

los pechos hablaban tras el color sin sombra del edén.


Porque el alba era un cisne en el lago de tus pupilas

y existió tanta penumbra, tanto interludio

que ya la música volvía a su jardín como si el hambre

buscara lombrices amargas entre los resquicios del sueño

con los segundos por enhebrar luces de carbón.


La noche me mira y descubro sus ojos de libélula,

sed de labios que se abren para sentir el matiz de los diálogos.


En qué latitud hallaré tu casa, dime, ahora que la lluvia es la paz

y en las farolas ríen los besos del pasado.


Ahora que te ves en la nube de los espejos de cualquier comercio de arrabal

y nos espían las golondrinas con el filo de sus alas agitándose

como parpadeos de locura en la siniestra oscuridad.


Adónde el rastro de fluorescencia que al caminar arrojas

desde el pedestal de tu columna breve; y si te busco al morir el día,

con rododendros, episodios florales entre los círculos de la alameda

y no encuentro tus huellas como heridas sin sangre

ni en el portal de los cines vagan tus élitros

para que yo dibuje las letras de tu nombre en los rótulos.


Si tampoco por el paseo junto al mar de la infancia o en las plazas recónditas,

en los bares cutres, en las páginas de los libros de segunda mano,

en las aceras que son como vías de un tren sin estación

existe ya un puente de amor, un ritual de deseos,

una brisa húmeda que nos moje a la vez las bocas

que, sin hablar, se volvieron un ósculo de piedra,

una voz sin la memoria en éxtasis de la juventud perdida.







domingo, 23 de noviembre de 2025

El paseo

 

La barca se desliza como un gran pez de metal.


En las laderas algunos bancos de vid,

castillos medievales en ruinas,

ningún pájaro en el cielo.


El día está tan gris como el agua del río.


A estribor una terraza con música y gente que baila,

a babor un embarcadero vacío,

a proa una estatua que apenas se ve en la distancia.


Y en la popa un nombre escrito en alemán 

con grandes letras azules: la sirenita del Rin.

sábado, 22 de noviembre de 2025

La bufanda

 

Haz del frío un símbolo sin nombre en el pedestal

de mi cuello, abraza con la suave caricia de tu cálido

ser la columna que sostiene mi frágil cerviz, tócame

con la gracia tímida de tu generoso amparo, contra

el céfiro o la ventisca, contra la nevada o contra los alfileres

que madrugan con el cuchillo helador del alba tu arrobo

entibia los días de invierno, las noches en que el aire

quisiera no oír la claridad de mi voz alzarse con elocuencia

vibrátil, sino el asomo de la mudez en la raíz de las sílabas.


viernes, 21 de noviembre de 2025

Quemadura

 

En el mar de mi piel el ojo negro del dolor,

cuál el origen si no había otra luz que la de un sol

de verano; llegó el áspid con el silbido innoble del azar,

llegó la nube de sulfuro que asoló la epidermis

del inocente, vino la llamarada como una nieve

de incandescencia a morir en el suave manto

de mi cuerpo, y no fue mi desnudez quien le abrió

las puertas a la herida que hizo de mí su refugio;

ahora es la quemazón un ascua voraz que dibujó en mi piel

el perfil de una cicatriz a la que ya considero mi única patria.



jueves, 20 de noviembre de 2025

Siesta

 

Es por que existen otras vidas fuera de mí,

en la doblez de mis párpados,

en la parte oculta del pensamiento lúcido.


Diez minutos de soledad en que lo oscuro

ilumina mis sueños

con la clara luz

de las sombras.


miércoles, 19 de noviembre de 2025

El caminante sonámbulo

 

A contracorriente de la sed que divide el pensamiento

en la memoria de la isla sobrevive el sol de la virtud,

y no hay orden ni mesura, largas filas de páramos,

rojos vestíbulos que fueron de ámbar quedan en la sombra

de los líquenes bajo el mar oscuro de la mueca, y llueve

y no ansía la luz el oasis de la redención, vagan las alientos

por la cremallera rota del vestigio, lame el suspiro la bruma

de la incandescente esfera donde el suburbio es un episodio

de mar, olas que roban los perfiles del atardecer; y a ti que fuiste

mi faro, a veces la sublime canción de los ángeles hoy te invoco

bajo la ardiente luna del ocaso, elevo mi bastón al cielo

de las vértebras blancas, camino hacia el sur con el alegre

grito de los pájaros que dan la espalda al vacío, y noto

el duro crisantemo bajo mis pies mientras de tus rodillas

nace una aluvión de espejos que dan al oriente como letanías

de sol en su andamiaje de astro senil; ven y siente el árbol de la luz,

la rosa del crepúsculo, la escarcha en el jardín que prohíbe

los sueños, la garza que dibuja iconos de marfil y atraviesa

el horizonte, la voz del lagarto que gime, la ciénaga feroz

como una estrella polar que dirige mi insomnio y concluye

la ceremonia de la lentitud con el frágil péndulo de un coloquio

de fémures, aspas que rotan entre la neblina que danza

lo mismo que un derviche entre el agua que rodea a mi cuerpo

ahora que cruza las orillas de un río sin puentes, jaras

que acompañan el murmullo de los gorriones que confunden

mi viaje con el tránsito irreal de los añorados paraísos.

martes, 18 de noviembre de 2025

Personalidad

 

No seas pluma que el viento arrastra,

ni nades de continuo a favor de la marea,

al río de los otros no le permitas fluir en ti.


Solo se es libre cuando has convertido

en fuerte raíz lo que antes era semilla.



lunes, 17 de noviembre de 2025

Síndrome de abstinencia

 

Vive en los charcos de la ceniza.


Su luz que esmalta los espejos del agua

es fulgor herido, pálpito de sombras.


Hay un rojo péndulo en su andar

de carmín y púrpura febril

-como la sangre turbia-

son las huellas de la incómoda sed.


Quiso tener las alas de un ángel.


De un ángel que en las noches febriles

recorriese los paraísos

del estupor

blanco.


domingo, 16 de noviembre de 2025

Cerrando el círculo

 

Contra mí los paraísos donde el inicio y el final

tienen un único rostro, sin la consciencia

ni en el corazón de la retina la calma de un reloj pétreo.


Sin la carne que hizo de la tersura un tapiz de cicatrices,

sin la voz de los siglos en mi voz que enmudece,

sin la serenidad de un dios bajo el rayo mortal que da razón de lo efímero.


Mi nostalgia retorna al lugar del átomo donde vi la primera luz.


La que hoy vuelve para ser mi última luz.




sábado, 15 de noviembre de 2025

Ojos húmedos

 

Te recorre lo que vibra, una aguja que penetra

el corazón triste, y ves un espejo morir bajo

la falsa pared del silencio; ayer pájaros por el cielo

de la tranquilidad, hoy un racimo de uvas negras

crece desde la raíz del dolor como un abril oscuro

en el azul de tus ojos; y mana la redonda lágrima

y cae por el pómulo igual que un niño por el tobogán

del miedo y ya no sabes cómo parar ese llanto

cruel que un día sin paz te regaló la desdicha.

viernes, 14 de noviembre de 2025

Mantener el equilibrio

 

Sobre el mapa del mundo una multitud de raíces me nombran.


Mástil de un navío que atraviesa las alturas con el vigor encanecido

de un cáliz que aún enciende de pétalos los jardines del tiempo.


Eje que fue música de los días en círculo.


Los que ahítos de luz derrotaban a los duendes de la noche.


Los que jamás se quebraron como juncos flexibles

ante la amenaza de un aire feroz.


Los que de tanto vigor amanecían heridos

bajo el vaivén omnipresente de las horas.


Con la mueca en el rostro y en la piel el empujón eterno

de los relojes que no paran de invocar la caída 

continuo anclado a mi nombre

como una noria que lo estuviese

al giro inalterable de la vida.

jueves, 13 de noviembre de 2025

La pared


Basta tu luz para encender el silencio.


Se ilumina la pared con tu voz muda,

con el latido de tu nombre,

con las horas dulces del azar.


Y, allí, es tu rostro quien me dice:

por favor, no regreses al mundo.

miércoles, 12 de noviembre de 2025

Pintores

 

En la textura virgen crece el sueño del alma,

el símil invade el portal de las sombras con la luz

única del creador, y vagan rostros de infantil pureza

por las comisuras del lino, escenas de pudor o acaso

el desnudo en plenitud, el vaho traslúcido, la primigenia

flor de la claridad tras la ventana dócil, sacrificios

que derrotan la penumbra con el ardid mágico

de un rayo omnisciente, antiguos moldes del óleo

no anuncian al príncipe y a su cuatralbo animal,

en la intimidad todo finge, la propia mirada,

el trasluz de los espejos, las colinas al fondo

con río y niebla, ángeles a veces de anunciación,

rondas de noche y santos de incómoda senectud.


Y con el principio del siglo la fiesta del color,

nada en el trazo que reviva la fe, solo el espasmo

de la luz, la llama que impresiona a las retinas

con su destello fugaz, memoria también

de lo más cotidiano, la feroz pincelada,

esa falsa realidad que trastoca las costumbres,

el misterio que dibujan las líneas geométricas

o las que quiebran la lógica con ángulos esquivos,

salpicaduras verdes, azules, rojas de las que nace

el desgarro y el grito y el amargor de vivir, tanta

es la pasión del artista que nunca morirá su obra,

una obra siempre en deuda con la belleza o con el duelo.

martes, 11 de noviembre de 2025

Cosas del viento


 

Energía gratis para las nubes.


Mano invisible que arremolina las hojas caídas del otoño.


Ese papel de periódico que rueda por la plaza

como un niño perdido.


Las faldas que se elevan solas mientras las chicas ríen.


Un látigo feroz el tronco esbelto de los árboles.


Y con la lluvia un festín de giros

que toma por la cintura los paraguas

y les da la vuelta

como si de un baile salvaje

-y destructor-

se tratara.


lunes, 10 de noviembre de 2025

Un viaje del Imserso por tierras de Valladolid

 

El autobús traga kilómetros

como tragaba galletas aquel muñeco azul

de un programa infantil

de nombre

Barrio Sésamo.


Una piedra aquí, otra allá,

el esqueleto del fortín como navío con sus cuadernas al sol.


Un aire sin palomas, vítores y estandartes

en la cruz de mis ojos,

almenas indemnes a la leyenda del olvido.


Y un muro, hábil collar de sillares,

la voz del folclorista sin galardón,

sin trino, sin romance en la aldaba,

sin la canción del pueblo, sin aquel gozo

infantil de los Colegios Mayores.


Y el hotel junto al río con el agua breve de un cauce herido,

rostros que emanan edad, cáliz de hijos, pasos de ángel

en pos de las comisuras del tiempo, y un orador que hila las teselas

de la historia en mosaico de plenitud bajo el dosel del silencio.


Pisadas con eco como ladridos del azar,

aún el frenesí de la cautiva ilusa tras los cortinajes,

la mansedumbre que mora entre rejas

y un salmo o un motete como ataúd de un nombre,

casi viril, por su rabia de amor bajo las sayas de la virtud.


Y en el día clamoroso la parálisis de las estatuas,

el brillo de las ceras, el policromo retablo,

un tapiz que ilumina el sol del invierno,

racimos de ansia en las bocas

y la pasión de los arcángeles

en la desmesura de unas manos

como alas que sufren el adiós eterno

a la vida.


Atraviesan las golondrinas la nocturna estela

donde la química de los mitos, la historia sin disfraz

y el pálpito antiguo de los coros nos permiten

un instante de éxtasis bajo la rosa perenne

que pone en los labios lágrimas de ilusión,

crisantemos de luna que emergen de los párpados de piedra.










La paz

 

Cuando todo se detiene, cuando el sonido,

la luz, cuando hasta los relojes duermen

la paz llega como un misterio insondable.


domingo, 9 de noviembre de 2025

The End

 

En blanco y negro la fotografía,

actores sin gracia, una trama que aburre,

un decorado común y un final ya visto.


Cada cual que le ponga nombre a su propia película.



sábado, 8 de noviembre de 2025

En resumen

 

Nací un martes y -probablemente-

nunca sepa el día exacto en que moriré.


Quise la palabra en mi boca

y la palabra me respondió con un eco mudo.


Amé el mar y las plazas vacías,

los arco iris que solo se ven en sueños,

a una mujer que me olvidó

antes de que yo la olvidara.


En definitiva, no fui nada más

que un hombre 

como cualquier otro.



viernes, 7 de noviembre de 2025

Porque existe el arte la belleza permanece

 

Y ahora qué ha sido del pigmento, de la idea,

del ángulo, de la grácil nota, de la carne vertida

en el alma profunda del mármol, y en dónde la imagen

o el sueño que dio vida a lo invisible, la pasión, el goce,

las líneas que cruzan las vértebras del aire, el instante

que captó el fotógrafo tras un diafragma oculto, con

qué pálpito de hombre o mujer se recrea el hondo jardín

y nace lo bello como una flor ambigua que produce

una llama de asombro, un deleite fugaz que transita

sin freno por el gusto, la sensibilidad, el abismo

insondable de la luz que destella como un paraíso

que de pronto se vierte en ti y te abrasa con el goce

irreal de un fervor que solo por un momento ha sido tuyo.


jueves, 6 de noviembre de 2025

Solo sé

 

Yo no sé si existes.


Si eres esa voz que únicamente al sueño responde,

si hablas por mí con un dios que no conozco.


Si cuando llegue mi hora serás reencarnación,

ángel de luz o mito.


Solo sé que me gusta pronunciarte, alma mía.



miércoles, 5 de noviembre de 2025

Sempiterna noche

 

Si me asomo al brocal de este pálpito que ha perdido

la encendida luz, y allí con el sedimento de este fluir

que aún finge ser misterio del color, callo; si buceo

en la transición de las sombras para no hallar

la resplandeciente esmeralda ni la duna de miel

ni el silencio de los arco iris brilla en el pozo

clandestino de la edad; qué oro de negritud,

cuál opacidad de vientre negro, dónde el atisbo

que corona de sol los muros, por qué la estrella

que fue corazón de alba ya no luce en la pantalla

insomne de los párpados, y quién llegó como pérfida

ola de rizo oscuro hasta el confín de la sangre,

asesinó el perfil púrpura del estallido vital y nombró

a la sempiterna noche guardián perpetuo de mis días.

martes, 4 de noviembre de 2025

Volvió a ti

 

Renació en ti la alegría.


Porque el tiempo apaga

con su corazón de nieve

el ascua del dolor.


Como la rosa de Paestum

has vuelto a la vida.


La heterocromía de tus ojos

 

El azul no es cielo ni mar.


Es el pétalo de una flor

que jamás existió.


El verde es un bosque.


A menudo me pierdo en él

por si hallo

en su fondo

el manantial de tu luz.



lunes, 3 de noviembre de 2025

El pensamiento es la celebración de la palabra

 

Qué secreto río esparce sus golondrinas de color por el envés

de mi conciencia, vi palabras que se orillaban con la voluntad

de ser raíz, sentí la dulzura del eco en la memoria mientras

una urdimbre brotaba desde el fondo de mi abismo, a través

del silencio, en navíos sin mar hacia las islas que no conocen

olvido yo recorrí las manglares del pretérito, cosí la claridad,

la nitidez, el frío espacio de los segundos con anillos frágiles

donde las horas que fueron resplandor aun iluminaban el misterio

de mi singladura, yo que sobreviví al miedo que es un felino voraz

en la sima del corazón, yo que ausente recorro los páramos del verbo

tanto como sus jardines de primavera fértil, yo que desdoblo en luna

la magia de un sol que crece en el alma de los espejos, dudo

ante el azar, hago títeres sin labios de palabras que nacen

en mí con la serenidad de una brisa en el albor, yo que evoco

lo imposible, lo que nunca será, lo que es iridiscente en un agua

que fluye por los laberintos del lenguaje, yo que morí con cada

signo, cada metáfora, cada grieta que se abría entre el deseo

y la razón, aún revivo bajo las cenizas de mi cuerpo en el lugar

donde la voz habla para sí con las heridas viejas que me aproximan

poco a poco al silencio, a la fría estación que solamente yo habito.

domingo, 2 de noviembre de 2025

La llamada

 

A mi madre, allá donde esté, desde aquella playa nuestra.


Volaron los pájaros perdidos ya entre la espuma.


Es negra su semilla y es blanca su voz que seduce sin querer.


Un rocío de sal, un lento eclipse de cúmulos,

un dique que entra en la duna del mar

como un designio.


Palpitan las olas bajo sus pies.


En el pelo ligeramente canoso,

en sus manos viejas,

en su ardid que busca mi nombre

la sed del ángel oscuro.


Es mi madre que me llama a su guarida.


Y, mientras, el azul resplandece.

sábado, 1 de noviembre de 2025

Ante una lápida con flores

 

Bajo la flor el cáliz de la ausencia, roca labrada

con el buril del duelo, y en el aura del día la voz

neutra del silencio, al fondo el mar con su cinta

azul, el camino es de ángel y en el collar de la lluvia

lágrimas viejas como un sortilegio de náufragos, aquí

en mi corazón duerme la paz del que no olvida la luz

de antaño, con las guirnaldas del recuerdo, con su clavel

sin dios en la boca, con la luna de su nombre en mis ojos,

todo es un abril de pétalos y en el mármol su cicatriz

siempre viva para que en mí no muera el alba de su ayer.